¿Carbono, Super aluminio?...
El lunes de Pascua, el Quiropráctica Cicling Team programaba la Vuelta a Vitoria. A pesar de que el día no ofrecía garantías, nos pusimos a la faena, dado que el día anterior se aplazó la ruta.
Subimos Herrera (puerto durito) entre la niebla y tras la bajada con mucho frío nos plantamos en Vitoria en un visto y no visto, a pesar del viento de cara. Al salir de Vitoria hacia el Puerto de Zaldiaran sucedió la anécdota del día y, diría yo, de mi vida como cicloturista.
La salida desde Vitoria es completamente llana. Rodamos y de repente se nos acopla un tipo a rueda, que no tenía precisamente "buena pinta" (dominguero), y que llevaba una bici que distaba mucho de las denominadas "tope de gama".
Empezamos a subir a un ritmo majo... y el tipo a rueda.
A partir del primer kilómetro se aceleró notablemente el ritmo... y el tipo a rueda.
Desde la mitad de la subida subíamos realmente rápido, provocando que se quedase alguno de los miembros de la expedición... y el tipo a rueda.
Yo subía a 170 pulsaciones un poco incómodo... y el tipo a rueda.
El caso es que llegamos arriba y no hubo cojones de dejarlo atrás, lo cual es realmente meritorio por su parte, ya que iba con un chubasquero atado hasta arriba, unas zapatillas deportivas de Decathlon, un pantalón de chándal de rastrillo, y... (lo más importante)
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Subimos Herrera (puerto durito) entre la niebla y tras la bajada con mucho frío nos plantamos en Vitoria en un visto y no visto, a pesar del viento de cara. Al salir de Vitoria hacia el Puerto de Zaldiaran sucedió la anécdota del día y, diría yo, de mi vida como cicloturista.
La salida desde Vitoria es completamente llana. Rodamos y de repente se nos acopla un tipo a rueda, que no tenía precisamente "buena pinta" (dominguero), y que llevaba una bici que distaba mucho de las denominadas "tope de gama".
Empezamos a subir a un ritmo majo... y el tipo a rueda.
A partir del primer kilómetro se aceleró notablemente el ritmo... y el tipo a rueda.
Desde la mitad de la subida subíamos realmente rápido, provocando que se quedase alguno de los miembros de la expedición... y el tipo a rueda.
Yo subía a 170 pulsaciones un poco incómodo... y el tipo a rueda.
El caso es que llegamos arriba y no hubo cojones de dejarlo atrás, lo cual es realmente meritorio por su parte, ya que iba con un chubasquero atado hasta arriba, unas zapatillas deportivas de Decathlon, un pantalón de chándal de rastrillo, y... (lo más importante)
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... ¡una puta BH de PASEO!... que tendría la friolera de por lo menos ¡30 años!, de la que llevaba colgada una mochila vieja, una bolsa de plástico con una radio y en la parrilla un paquetito con vete tú a saber qué hostiada.
Si no llego a estar allí y me lo cuentan, no me lo creo. Arriba nos hicimos una foto con él y nos comentó que tiene 54 tacos y le conocen en la zona como "el ciclista fantasma" (aunque su nombre es Manolo), que era la quinta vez que subía el puerto... ¡esa mañana!, y... ¡que solía atacar a los grupos a los que se acopla!
Yo pensaba: -"Joder, que yo me he hecho la bici a medida..."
¡Qué equivocados estamos!
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