Ruta: La Serrezuela
Distancia: 49kms.
Fecha: 31 de agosto de
2014
Crónica
Somos
tantos que podemos desdoblarnos e incluso tripartirnos y eso fue lo que pasó
este domingo: un grupo, de inspección hacia la Cabra, que está ya más manida
que la de la legión y otro, para La Serrezuela con bucle final bajo un sol
justiciero.
En la
salida se habló del final de las vacaciones para algunos y del comienzo para
otros y con la expectación puesta en el calor africano que nos aguardaba.
Dirección Don Benito partimos en busca de la fuente pinchá de un palo y el
recorrido buscando el camino hacia Las Cruces donde el ritmo nos lleva con
buena hora mientras nos cruzamos a viandantes, footineros, mediosmaratonistas,
domingueros matinales e incluso en la lejanía disparos se escuchaban de
cazadores en busca de presa tras la apertura de la media veda. Una vez superado
el puente sobre el Ortigas nos desviamos hacia la izquierda en busca de La
Serrezuela. El sufijo nos habla de una sierra sin importancia, vulgar, y es que
efectivamente no hay subida grande, pero vamos tampoco hay por qué
desprestigiar a la pobre, ¡cómo son los calabazones! Abajo, junto al camino,
unos aparcamientos apañados no sabemos pa qué, estaban esperando la visita de
los respectivos coches.
Así,
llegamos hasta la cancela para aventurarnos en los insondables caminos que nos
llegan al cruce del chaparro. Subes y bajas y vuelves a subir después de haber
bajado y entre medias algún que otro banco de arena donde el patinaje artístico
cambia tu forma de entender el camino. Parada obligatoria y división del grupo
a la hora de comer: unos, donde siempre bajo la sombra del chaparro; otros como
buenos pensionistas, buscando un cancho donde plantar las posaderas. Como
auténticas verduleras, nos dedicamos improperios entre unos y otros. En este
cuerpo a cuerpo, tres biciclistas unos metros más abajo se sonreían de las
lindezas que escuchaban.
Foto de
grupo y vuelta al camino. Piedras, polvo, pedazos de surcos, y de nuevo subidas
y bajadas, mientras vas esquivando ramas más duras que un garrote, hasta
alcanzar el Cruce de las Cagarrutas. De ahí hasta el puente de la Pared, bajada
infinita, preciosa entre alcornoques y gazapillos. Subidas y camino hacia la
población jabeña. Ritmo rápido y llegada hasta la Cruz del Colegio, vamos
seguro que no se llama así, pero como hay una cruz y el colegio está al lado,
pues ya está, si hubiera un hospital pues eso, no se llamaría Cruz del Cole.
Como son las once y cuarto y antes de las doce está prohibido beber cerveza,
decidimos prolongar la ruta con subida por El Vergel, aunque nosotros lo
llamamos Los Vergeles, que parecen que son más y dan así más respeto.
El
grupo, se ha partido de nuevo, pues unos pocos han decidido tirar ya para
Villanueva. Sin embargo, los del furgón de cola, hemos decidido ampliar el
tema, y sin que sirva de precedente. El calor ya va haciendo de las suyas a
esta hora y nos planteamos si ha sido buena idea. La garganta va más seca que
la mojama y la vuelta se nos empieza a dilatar, saliendo al final 49 kilómetros
y a las doce como Cenicienta, aparecimos en la terraza del Cervantes para
endosarnos unas birras del paraíso, a las que se nos unió Sedas después de la
ruta su casa-gasolinera-cervantes.
En fin,
que La Cabra nos aguarda próximo domingo, paso previo al Cijara y sus venaos
cachondos.
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