30 de octubre de 2013

Mira quien escribe "Duets Gurú y yo"


Fecha: 27 de octubre de 2013
Recorrido: Las tres cuestas
Distancia: 51 kms.
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Con tantos programas de música, de baile y cazatalentos que nos machacan en la parrilla televisiva, por qué no una crónica a dúo con mi pareja “serona” El Gurú, tal cual Sinatra y Pavarotti. Cogemos el micrófono y a contar las andanzas de estos correliebres por los caminos de la comarca.

Después de las carreras a pata y ruedas finas, no hay mejor terapia que las gordas y un buen grupo de Tréboles, para recuperar la sonrisa y calor de equipo. El cambio horario no hizo estragos y unos veinte “biciclistas” nos juntamos para hacer los coros en el hit de las tres cuestas.


A toque del trompetista Presi comenzamos la ruta, agrupaditos y afinados saliendo de la city. Pasamos los depósitos y Juan Imedio nos deleita con un striptease de perneras a lo “Marlene Monroe”, reanudamos la marcha y no paramos de cascar y cascar: “que si robo de partido por aquí”, “el árbitro se comió…”,”me he levantado muy temprano con la nueva hora” sin darnos cuenta llegamos a DB, la ciudad acogedora. Se agradece el nuevo puente en el Arroyo del Campo, que hace que nuestros “pinrrelillos” vayan calentitos y sequitos. Lo primero que encontramos es un perro “guto” que nos da un recibimiento a lo Pitbull, ¡qué malas pulgas tenía el can!, seguramente estaba entrenado para detectar genes serones.



Enfilamos el camino de las Cruces y saludamos a los camaradas Axo-Bikers por el bar el Cazador. Con tanta piedra y caminante por la vía, el grupo se estira más que la ceja izquierda de Carlo Ancelotti. Como peregrinos nos reagrupamos en la ermita de las Cruces y viendo como estaba de embarrada la cuesta de los eucaliptos, tomamos la carretera hasta el reventón. Esta subida, como bien comenta el Gurú es una cumbre mítica para los ciclistas calabazones, la subidita nos hace sudar y nos lanzamos en la bajada donde el peso y la gravedad nos colocan a cada uno en su sitio. Giro a la izquierda, algunos despistados se van para el Valle, pero pronto vuelven a la orquesta. Tambores de guerra y cada uno a su ritmo escalamos las famosas cuestas, acordes de jadeos, cambios de piñones y rechinar de cadenas. El firme está en buen estado y el pedalear hasta Cabeza Redonda se hace escalonado.



Parada para reponer fuerzas con un “relaxing barritas con agua in the cruce de los caballos”, que es perturbada por el atronador ruido de quads y motos. Comenta El Desgastador, que habría que tener rutas alternativas por caminos en buenas condiciones, por si la que tenemos programada se complica por los fenómenos atmosféricos.



Ya con partituras nuevas comenzamos la bajada hacía el camino de las Chumberas o como le bautizó mi amigo Sioux el de Mordor. Los más habilidosos iban sorteando los pedruscos como ERES los sindicatos, al final pie a tierra y como absorbidos por un túnel, decidimos hacer la foto de grupo cargándonos de humedad. Toma la batuta Induráin, que organiza un trípode a lo Nacho Vidal con dos bicis. Estamos muy apretados y con ganas de guasa y oliendo la posibilidad de accidente a la vista, alentamos a nuestro compañero, para que los nervios le jueguen una mala pasada y se caiga con tanto obstáculo por medio. Pero salta una burra como Edwin Moses en las olimpiadas de Los Ángeles y salva la situación con holgura a grito de “he sido yo….”, ni que lo dijera el mismo Steve Urkel. Instantánea tomada y esperemos sin primer plano de un asiento.


Continuamos por la Serrezuela con sus toboganes de jabre, el grupo está bastante desperdigado y cada uno con su tono. Es ahora turno de la sección de viento, la que nos indica que la rueda trasera de Induráin desafina un poco, pinchazo a la vista. Descabalgamos de las gordas, se arremanga y sienta el Presi para reparar el desaguisado, hubo que recurrir a una tercera cámara ya que la de repuesto estaba rota también.



Reagrupamiento en el camino de Marugate y a ritmo vivo llegamos a la zona galguera de Doña Blanca, donde inmortalizo al Pegatas para su Facebook. Circunvalamos “calabazonia” y me despido de la peña en la rotonda de la piedra, símbolo del pensamiento dombenitense, según 16Válvulas. Paso el micro al Gurú, que tengo la garganta seca y los dedos “dolorios” del duro teclear.



Lo que a mí me queda por explicar es poco: Alberto El Abertzale, ese jovencito que marcha como un ciclón, se interna nada más llegar a Don Benito en un barrizal que le deja las ruedas como donuts de chocolate. Los cinco kilómetros que nos restan hasta Villanueva son de arreones, donde nuestro Orgullo entra al trapo de todo lo que se menee, es como un vitorino con ganas de empitonar al mozo que se le adelante. A Apdales se le ha enreado un yerbajo de esos que rodaban por las calles de Sólo ante el peligro y acabamos subiendo la cuestecilla que sale a la carretera con menos aire en los pulmones que el coyote después de haber perseguido al correcaminos. Reagrupadas todas, y al grito de “el viernes a las nueve” nos despedimos hasta mejor ver.

Agur correliebres! Y que los fantasmas, esqueletos y zombies de Halloween nos dejen ver los barrizales de los caminos.

2 comentarios:

  1. Esquisitez de crónica. Va a ser cuestión de que dos mentes intervengan en la redacción de este tinglado. Muy buena por ambas partes, pero...a ver si ponéis el nombre de quien o quienes la habéis trabajado. Lo dicho: ¡Divertidísima e ingeniosísima!

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    1. Cándido la crónica la hemos hecho a dúo entre el Gurú y yo el Comanche. Un saludo torpedo y muchas gracias por el comentario.

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