5 de mayo de 2013

Perdidos... y hallados en el Arroyo Aljucén


Fecha: 5 de mayo de 2013
Distancia: 60 kms.
Recorrido: Arroyo de Aljucén con  la Peña Ciclista Amaliense.

Crónica
Ocho y cuarto de la mañana del “día de la madre” y en el lugar habitual de reunión pocos Tréboles, lo que genera comentarios del tipo: "Claro, la gente quiere estar pronto en casa para cumplir con las madres", "Hoy no llegamos ni a 10", "Quizás deberíamos haber puesto una ruta cortita", "¿Que van ha pensar los compañeros amalienses?"… Con tan escasa representación y esperando que alguno más se nos una en Santa Amalia, nos distribuimos en los coches y ponemos rumbo al lugar de reunión, la Plaza de Santa Amalia, y allí conforme descargamos y preparamos “las burras” empiezan a aparecer Tréboles, “El Gallego” con su mujer y su perrito, “Haykesperarle”, “Sioux”, “La Bestia”“Calaman”… total que al final conseguimos una representación, mas que aceptable, de 12 tréboles.

Con los 15 minutillos de retraso normales, unos 35 o 40 “enthusiastic cyclists” nos ponemos en marcha, para en primer lugar hacer unos 8 o 10 Km. de asfalto hasta llegar hasta una zona que hace de esta ruta una de las mas bonitas del calendario treboliano.



Tras algunas subidas y bajadas en unos parajes espectaculares gracias a la época del año en la que nos encontramos y tras algún reagrupamiento, el grupo se va estirando y el pelotón de cola (El Señor de los Anillos, El Gallego, Juan Imedio y un servidor, Tricolor, junto con un amaliense del que no recuerdo el nombre) en unos cruces de caminos nos perdemos del grupo principal, intentamos seguir el rastro por las rodadas pero como no contábamos en nuestras filas con Samuel (Siuox) no conseguimos pistearlos, por lo que decidimos ir al arroyo Aljucen donde antes o después tenía que llegar el grupo principal.


Allí nos encontramos con otros dos de la Peña Ciclista Amaliense que habían decidido no ir con el grupo. Tras mas de media hora de espera (que alguno aprovechó para una siestecita y otras cuestiones que por escatológicas este cronista se niega a narrar) y como por allí no aparecía nadie, decidimos volvernos por donde habíamos venido, pero no habíamos hecho ni un kilómetro cuando suena un móvil y nos dicen que el grupo principal está en el lugar que acabábamos de abandonar (se retrasaron por un par de pinchazos), vuelta atrás y reagrupamiento.

Ya todos juntos acometemos la segunda parte de esta preciosa ruta, pasando junto a campos de lilas y amapolas espectaculares y sorteando vacas junto a sus terneros, todo muy bucólico, lírico, elegíaco y poético.


Curiosa la situación que se dio con una chica que estaba pintando una verja, supongo que como hacia solecito decidió quitarse la blusa y quedarse en sujetador para tomar el sol mientras pintaba, lo que nunca calculó es que por aquellos lares casi abandonados podían aparecer 30 o 40 tíos en bici por lo que su sonrojo fue evidente. El grupo muy caballeroso no hizo ningún comentario, lo que demuestra que el esfuerzo físico nos amansa.


Para poco mas dio esta sensacional ruta que en un principio estaba calculada en 54 kms. y al final salieron 60 kms., algunos pinchazos más, salida de cadena con pronta reparación de Juan Imedio y llegada a Santa Amalia tras los clásicos "arreones finales", rápida foto de rigor y zumbando para casa que a todos, por suerte, nos esperan para celebraciones maternas. Al Gallego, valiente e incansable como siempre, aún le quedaba ir a Don Benito “a pedal”.


Gracias a todos los componentes de la Peña Ciclista Amaliense por guiarnos, acompañarnos y permitirnos disfrutar de una ruta preciosa.

Escrito por Tricolor

2 comentarios:

  1. Buena cronica tricolor, falta decir que algunos treboles sufrieron el "acoso" de una vaca que protegia a su ternero.

    Adjunto video cruzando arroyo: http://www.youtube.com/watch?v=HOyogbb5pkE

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  2. Tréboles, me alegro que os gustase la ruta. Yo no pude acudir por un percance que que me ha postrado tres semanas en el dique seco, por una caída cuyo parte médico reza así: "luxación acromion-clavicular, grado dos". Para entendernos: el hombro hecho misto.
    Solo rectificar de la bien narrada crónica, que el Aljucén no es un arroyo sino un río.
    Nos vemos en los caminos, Trebolillos.

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