20 de enero de 2013

Perdidos, pinchazos y paradas (las tres pes)


Fecha: 20 de enero de 2013

Distancia: 52 kms.
Ruta: Castillo de Medellín (ida por el Guadiana)

Crónica de la ruta
El día anterior, parecía el fin del mundo que los mayas pronosticaron, así que hoy cuando nos hemos levantao nos hemos palpao y hemos dicho, ¿qué día es hoy? Domingo… ¡ya está!, hoy toca ruta. Después del vendaval donde se podía apreciar en algunas calles los estragos, nos volvimos a reunir el día después del día de la bestia, del apocalipsis.


La media se sitúa en dieciocho o veinte tréboles, y ahí estábamos plantaos, dispuestos a iniciar una ruta, en la que a pesar de su trazado rectilíneo siempre deja, por diversos motivos, momentos complicados. La primera incidencia iba a ser premonitoria: nada más salir y sin venir a cuento, nos vemos dando una vuelta a la recién inaugurada rotonda bajo el puente del ferrocarril. Una obra que pasará a los anales de la historia por sus contínuos dislates a los que se ha sido sometida, más de uno piensa: el día que llueva de verdad, no va a hacer falta ir a Orellana para ver un pantano, ya me veo a los pescaores subidos al puente en busca del lucio y un par de barcas fuera- borda haciendo eses. El caso es que nos vimos como un torero dando la vuelta al ruedo con las orejas en la mano.

Los caminos están encharcados y el barro salpica a las espaldas (y es que no se atreve a dar la cara). Teles y Tricolor llevan un guardabarros incorporado a sus respectivas burras, que no hace sino esquivar el barro que salpica la rueda. Creo que lo van a tener que devolver, ni succiona, ni impide, que las manchitas juguetonas salten y se adosen a las correliebres de la espalda de nuestras chaquetas. Casi a la altura de la fábrica de Consyber, primer pinchazo: Carlosbiker con su cubierta ultrafina ha sido víctima del primer psssssssssss. Tardaron un rato en componer el incidente y el frío empezaba a atacarnos allí parados. Después por las veredas junto al Guadiana, apreciamos las consecuencias del viento del día anterior, trozos de ramas, hojas y chirimbolos de los eucaliptos nos reciben deseosos de dejarnos algún recuerdo. Alguno aprovecha su motosierra para llevarse a casa parte de los arbolitos. De nuevo, Carlosbiker que nos dice: ¡parar!, otro pinchazo y otro parón. Con paciencia y buen humor se hace el camino y aprovechamos para lo de siempre: meternos unos con otros o probar bicis ajenas. Cuando retomamos el camino, lo hacemos mal, llegamos a un badén sin continuidad, así que…¡papa, patrás!

Bonitos tapones Tonybérico
La Bestia, conocida en todos los contornos por atravesar barbechos, nos lleva por el camino de la amargura, o mejor dicho por un no camino lleno de plásticos del maíz recogido y charcos sobre terrenos blanditos, hasta llegar al anchuroso camino hacia la muy noble y leal villa de Medellín. Más o menos bien desde aquí, atravesando el arroyo (desconozco su nombre), que hace un giro de ciento ochenta grados cuando llega a la altura del cerro del castillo para enfilar su último tramo y desembocar a ese grandioso y enorme río que hoy es el Guadiana, color chocolate, como los ríos del Mato Grosso. Bordeando el cerro nos acercamos y enfilamos la subida, hoy con más dificultad por el empedrao mojao, que impide un mejor agarre. El grupo delantero, con piernas y fuerzas enfilan las cuestas, entremedio los que nos agarramos como una garrapata al empedrao pa llegar sin caernos y otros al lado de su burrita cual camino de Belén. Al llegar arriba falta oxígeno y cuesta reponerse del arreón: ¡déjame que respire y luego hablo!

Comemos, nos encontramos con un biciclista al que someten al tercer grado y nos arretratamos. Éste nos acompañará hasta la carretera de las Arenas. Nada más iniciar el camino de vuelta, nuevo pinchazo. Rato largo para volver a hablar. Puesta en marcha, con la suerte que el jodío camino, hoy nos recibe con un viento de culo. Por primera vez agradecemos algo que nos viene desde atrás. Antony Jym, viene un poco cruzao por problemas en el cambio y encima su cuñao, que nunca falla, hoy la dejao tirao. A  partir de ahora unos caminos laberínticos en dirección a la vía verde. A la altura de un badén por la que hoy pasa un arroyo hasta la altura de las rodillas, dos intrépidos: Carlosbiker, primero y Antony Jym después, lo pasan sin refunfuñar. Un camioncillo, se ha atascado al inicio de la cuesta y como consecuencia del empapamiento que han sufrido los bajos. En un alarde solidario dieciocho tréboles se arremolinan e intentan empujar a la máquina, pero lo más que conseguimos es subirla un par de metros, aquí hace falta algo más que ganas… yo diría un 4x4 con remolcador.



De nuevo, más tiempo perdío y ahora por el laberíntico tramo de caminos entre chalés. Aquí empieza el descontrol… Gallego y Sioux ya han tirao pa Don Benito, y nosotros mariconeando entre caminos sin salida. Lo difícil era llegar todos juntos, ya que se formaron tres grupos diferentes y en un momento dado nos volvimos a juntar por la divina providencia: sólo una ausencia, Antony Jym. No sabemos dónde lo perdimos. Antony, ¡escríbenos estamos preocupaos por ti!

Llegando a Villanueva, un individuo se levanta de su posición en cuclillas, y se abrocha el cinturón con cara de desahogo. No sé qué estaría haciendo, pero como diría el otro cuando vio colillas: ¡Aquí se ha fumao!

En fin día de lo más raro y aunque hemos llegao mu tarde, la una menos cuarto, hemos hecho cincuenta y dos kms. y me duelen las piernas. No sé si por los parones o es que no nos dio tiempo a calentar. Raro, raro, raro.

Bueno, correliebres, próximo domingo doble sesión: ruta y chuletada, ¿qué tal si lo hiciéramos al revés otro año? Seguro que no reiríamos una jartá.
Agur.










1 comentario:

  1. Ehh!!...lllegue vivo!!!...jajajja,visto de como iba con los cambios la mejor opcion fue el acortar...jejej...espero que nos veamos de nuevo pronto!

    ResponderEliminar