14 de septiembre de 2012

Tres cuestas, dos tractores y una virgen

Recorrido: Ruta de las 3 cuestas (a la inversa)
Fecha: 9 de septiembre de 2012
Distancia: 47 Kms. 
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Crónica: 
Hoy tocaba una de esas rutas que cada uno la ve y sufre de forma diferente. Denominada “de las 3 cuestas”, unos ven 3, otros 5, otros 8, otros innumerables, y otros ninguna que destacar. Pero todos la recordaremos como la ruta donde está la bajada de barro rojizo arcilloso. Eso sí que lo vemos del mismo color.





Nos íbamos juntando efectivos en el punto de quedada oficial, trascurriendo los minutos de espera acordados, todos en entretenida charla, de tal forma, que ya se comenzaba a atisbar que la ruta de hoy iba a ser tranquila, y no en velocidad, si no más bien en prisas. Qué pasa, ¿nos vamos ya o qué? – lanzó al aire uno de los presentes, haber quien recogía el guante. Una vez que comenzó el primero a rodar, los demás les seguimos como bandada de grullas tras su guía en migración.



Hoy después de muchos meses volvía a salir con nosotros unos de los ‘máquinas’ del grupo, Antonio "El Desgastador", que tras muchas penurias con la espalda, por fin vuelve a sentirse Trébol.



Esta vez la realizamos a la inversa, por lo que nuestro primer destino es La Haba comenzando por el camino a izquierda tras pasar bajo el puente del ferrocarril de Las Mimosas. Camino que hacemos a un ritmo bien decente y en grupo casi compacto. Llegando al anexo del cementerio, recibo una llamada desde la oficina de mi trabajo y me paro, los demás continúan. ¡Jód3r, ni en domingo! ¡Jód3er, ni en vacaciones! Y es que la tormenta del viernes anterior ha dejado huella en todos los equipos informáticos de la oficina, por lo que me tendría que acercar por la tarde-noche a verlos. Cuando por fin me vuelvo a poner en camino, en la rotonda de entrada al pueblo me estaba esperando el Sr. de los Anillos, uniéndonos al grupo entrando en el pueblo. Justo al entrar tuvimos que hacer otra parada obligada, puesto que por la calle por donde íbamos a pasar venían en sentido contrario la procesión de la Virgen de Guadalupe del lugar. Y como los tréboles somos educados, se comenzaron a repartir chisteos (¡chsss!, ¡chsss!) para que el grupo se callara al paso de la imagen. Era una imagen difícil de repetir. ‘Nosecuantos’ tréboles callados todos a la vez, como acérrimos beatos, faltándonos santiguarnos al paso y acompañar el rezo de los feligreses que pasaban con la imagen. Por supuesto, yo no dejé la oportunidad para hacer una foto de recuerdo.





Seguimos hacia el puente de la pared por el camino de la derecha de la laguna. Seguíamos a buen ritmo pero compactos. Cada grupillo con sus conversaciones. El mío recordando el MONOPOLIO que tiene Teles ‘Martillo Pilón’ en todas las clasificaciones: Salidas Treboleras, caídas al premio “¡Mira mamá!, sin dientes” y seguro que en alguna más.




Sin parar en el puente de la pared y como íbamos lanzados y nadie flaqueaba, todo recto hacia la cuesta de las cagalutas, al final de la cual hacemos otra tranquila y prolongada parada. Allí, Ignacio ‘Pequeño Asaltamontes’ nos cuenta la terrorífica historia del “Tractor Fantasma y el conductor sin cabeza”, que nos cuenta una trepidante e intensa acción de cómo dos personas que no se conocían, un biker trebolero y un conductor ‘hijo de…su madre”, se explicaron las normas de circulación nocturna por caminos y el transporte de utensilios de campo sin señalizar. Vamos, que se conocieron a base de bien.


Una vez pudimos reaccionar después de escalofriante suceso continuamos por una, a priori, suculenta trialera, que no defraudó. Gigantescas roderas, socavones, surcos de corridas de agua, bancos de arena humedecida y peraltes formados, tramos rocosos, hacían el deleite de los más entusiastas. Los demás con más tacto y con los ojos repartidos. En un entusiasmo de éstos, " LA BESTIA" PINCHA a mitad de trialera, por lo que nos agrupamos. -¿Cómo puede ser que la John Deere del grupo pueda pinchar? – preguntaba alguno.





Es lo que es tener cubiertas, bandas antipinchazos y cámaras ‘del peo’. No, lo que pasaba era que no tenía lo que él más presumía, no la había rellenado de arena. Se le habría olvidado en el anterior pinchazo.
Lo hemos enmarcado para conservarlo muchos años
Puestos de nuevo en marcha, pasamos por el caserón antes de enfilar la temida cuesta “rojiza arcillosa", que esta vez volvía a estar practicable, pero que entre la cuesta y lo que agarraba la tierra rojiza a más de uno se le atravesó.






Camino adelante hasta llegar a la carretera de Las Cruces, donde hacemos parada bajo la sombra de un buen árbol para la foto de grupo. Dirección a Don Benito por el camino de costumbre, esquivando los grandes pedruscos y sin parar porque Mariano ‘Haykesperarle’ perdía aire en una rueda.



Como ligeros percances del día:
En uno de estos pedruscos, al pasar por un badencito de unos de los arroyos que cruzan bajo la carretera, se para en seco Juan III, y detrás, frenando casi justo Induráin y Tricolor, con el consiguiente susto.



Es esta misma rampa de meseta, ‘El Císter’ se detiene en medio del camino, y tras él, ‘Lobosolitario’, pega un gran salto en el despegue de la rampa, sin percatarse del atasco y golpeando con la rueda el cambio trasero de ‘El Císter’ al no poder detenerse a tiempo (rotura de la patilla del cambio). Espero que hayan hecho parte amistoso de siniestros.



Llegados a Don Benito, por Avda. de Córdoba y camino a derecha en la fuente de la piedra ‘pinchá’. Recién comenzado el camino nos cruzamos con una chica en bici a la que todos los que íbamos en cabeza sonreímos miramos y saludamos, y antes de soltar por nuestras bocazas las “bondades” que habíamos observado en ella y que se nos estaban ocurriendo, nos aclaró ‘Pequeño Asaltamontes’ que era la mujer de nuestro compañero ‘Paquete’, a la cual no habíamos reconocido, y que si supiera lo que se nos había venido a la cabeza, tendría que haber estado alagada de generar tal reacción al pasar, y nosotros abochornados de tales pensamientos impuros. Pero es lo que tiene un grupo de hombres juntos dándoles el Sol en la cabeza durante bastante tiempo. 



Tras esto, nuestra cabeza se centró en la cuesta de las traseras de Muebles Ávila, que sin ser ninguna de las 3 de esta ruta, siempre se atraganta a todo el mundo y se hace eterna.

Fin de la ruta, unos para casa y otros haciendo un bucle por el Mesón Beni para refrescarse. Como ha dicho alguno en el miniChat: BUENA RUTA HOY!!!: Buen ritmo, buen paisaje, buena trialera y buena gente!!!


P.D.: Por supuesto, lo de “…y una virgen…” del título, no era por la mujer de Paquete, como podéis comprender. Mejor lo tacho por machista. 

Por: Carlos (Induráin)

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