23 de septiembre de 2012

Arreones y calentones


Fecha: 23 de septiembre de 2012
Distancia: 48 kms.
Recorrido: La Serrezuela
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Crónica de la ruta
A pesar de las bajas que con motivo de la ruta organizada en Medellín ha habido hoy, la afluencia de tréboles ha sido masiva. No sé cuantos han ido a Medellín, lo que sí sé es que el grupo que hemos hecho la ruta oficial, hemos sido bastantes. Al parecer el guasap es el que pone en circulación las novedades de parte del grupo, así que aquellos que lo utilizan estaban al tanto del movimiento treboliano hacia Metellinum. Esperamos crónica y fotos, por supuesto
Caras que no aparecían desde hace un tiempo, hoy asomaron por el lugar de la quedada, donde vimos a nuestro amigo el Gallego, trabajando, enfundado en su traje y poniendo multas a todo aquel que se acercara a Villanueva cerrando la noche en malas condiciones. Como no recordábamos en qué sentido se hizo la última vez esta ruta, decidimos ir primero hacia Calabazonia.


Los consabidos caminos que nos acercan al pueblo vecino están en buenas condiciones, eso sí, nuestro civismo se disipa cuando llegamos a la rotonda y pasamos de normas circulatorias, ¿sería porque habíamos visto a la menetérica en la city? El caso es que cruzamos como un ciclón; tantos íbamos que la gente se nos quedaba mirando. ¿Se abría organizado una carrera y lo desconocía? Es la sensación que les quedaba observando sus caritas de extrañeza.



Dirección a las Cruces, torcimos hacia Doña Blanca, buscando vadear el Ortigas por la pasarela de madera. Un pastor que guiaba un peazo rebaño, nos indica que los primeros peldaños, ya no están, vamos que se los han llevado, a saber para qué. La gente con tal de llevarse cosas se lleva lo que sea, seguramente decoren la entrada de una casa de campo, privándonos a los demás de dos escalones que nos conducían a la pasarela y que hoy sin ellos nos podían llevar al hospital si nos descuidamos.



Una vez atravesado el río, o más bien su cauce seco, comienza el primer acelerón: la gente está muy fuerte y cualquier lugar sirve para calentarse de lo lindo… de ahí hasta el final será así, esto lo comento con Carlosbiker, que dice que la gente no viene a silbar precisamente.



Al llegar a la cerca, hacemos una miniparada, pero enseguida a subir unas cuestas que castigan las piernas. Cómo cambian las rutas cuando las haces al revés y ésta es una de ellas. En el sentido de hoy, es exigente, al contrario, suave… y si encima le unes el ritmillo que cogemos, no te digo ná. El terreno es de socavones de narices, donde la vida del artista puede peligrar.



Después de las cuestas y bajadas, nos aberronchamos a la sombra del chaparro redentor. Desde ahí dos fiebres, se nos irán hacia la Lapa: Yomecaigosolo y El Cántabro. Dos tíos de distancias pantagruélicas, vamos que se van a hacer la ruta 66 y se les quedaría chica o la Moscú-Vladivostok y son capaces de salirse del mapa.



El tramo que nos espera hasta el Cruce de las Cagalutas, nombre poético por otro lado, es de socavones y socavones y pedruscones y pedruscones, está hecho a mala leche, parece la Serbia de los noventa, joé cuánta artillería y tralla ha caído por allí.



Nuevo reagrupamiento del personal en el mencionado cruce y vamos en busca de la Autovía hacia el Puente de la Pared. Una pasada para los que les gusta los descensos vertiginosos, se ha ganado en seguridad, pero se ha perdido en belleza, se ha convertido en la autovía de la dehesa, así que nos plantamos en el puente en un ¡ya está! Como la hora es buena, El Desgastador, que a estas alturas se encuentra eufórico nos anima a hacer un bucle por la trialera hasta el Puente de la Antigua y como no hay voces discordantes, pues aceptamos.



Me quedo cerrando el pelotón, con la vigilancia constante de Penultimate, que no quiere que pase a convertirme en un fósil de trilobite. La trialera es larga o se nos hace, pues por un momento Penultimate me pregunta si es por ahí… y sí, lo era.



Otro reagrupamiento en el Puente y marcha hacia el Montecillo, donde pasada la cancela se desatan los arreones y calentones. Un especialista en ello es el Martillo Pilón, que como en un golpe seco nos queda más tieso que un conejo. Se va a todo trapo hasta la Haba (40 kms/h media), llegando a la cruz, junto al cole. Y de ahí hasta Villanueva, más y más y más, no tienen bastante, así que llegamos derrengados.



Por hoy basta, pero para el próximo domingo nos espera una buena. Así que ánimo, idos apuntando que los cérvidos berriondos nos esperan. Agur, correliebres insaciables.

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