5 de noviembre de 2014

Dejándose los dientes




  

Ruta: Puente de Isabel II (Magacela-La Haba)
Distancia: 53kms.
Fecha:01 de noviembre de 2014


Crónica
            Dejándose los dientes. Puede ser una frase hecha, pero es lo que le ocurrió a nuestro compañero Txema después de intento por subirse a la acera junto al cementerio de La Haba, el día de los Santos para más INRI.

            Adelantamos la ruta al sábado por ser festivo y de paso darnos un descanso dominical merecido. Bien es verdad que para los insaciables había programada una ruta al día siguiente. Sobre unos diecisiete tréboles comenzamos la ruta con un cierto despiste por mi parte, pues iba para La Haba y no para Magacela como corresponde. Los 53 kilómetros de la presente ruta, que se hacen por primera vez –hubo hace unos meses un simulacro de ruta en busca de La Cabra-, resultaron muy-muy entretenidos. A pesar de no haber ninguna supercuesta, lo que no hay es prácticamente terreno llano; o se sube o se baja.


            Pasada Magacela buscamos la Senda del Rey y cómo no, recordamos nuestra última visita por la finca donde se nos aparecieron los Callejaclonados. Ahora vamos más seguros, pero enseguida nos percatamos de que los señoritos poseedores de las macrofincas tienen una cara que no cabe ni en el inmenso paisaje del que disfrutan. El ansia les domina y se apropian de lo que no es suyo. Menos mal que está por venir El de la Coleta y va a poner firme a más de uno.


            Después de un ratillo medio despistados, comprobamos que hay nueva cartelería en madera: La Guarda, La Senda del Rey, todo bien indicado, así como los caminos que han sido arreglados y que a través de un paisaje espectacular nos lleva al Puente de Isabel II sobre el río Ortigas y muy cercano ya a la población de La Guarda. Allí tomamos nuestro cacho y nuestras bebidas (tranquilos no llevamos cervezas encima a pesar de nuestra inclinación hacia la rubia espumosa). Aprovechamos el Gurú y el Sr. de los Anillos para hacer una visita al parque etnográfico que supone el puente, un antiguo molino en bastante buenas condiciones, una antigua casa del molinero donde todavía se ve la chimenea, el gallinero y el cuartucho para dormir y las cochineras. Vamos que tenía todo para pasar seis años antes de asomar la cabeza por la civilización. El enclave es idílico y todo ese conjunto etnográfico aun es recuperable… siempre y cuando los chorizos no se lo lleven antes.


            El camino como dije antes ha sido arreglado y la cuesta a mitad de la misma se ha suavizado como consecuencia del aplanamiento por parte de las máquinas. Martillo Pilón encabeza la subida y la mayor parte hoy la hemos podido subir sin poner pie en suelo. Una excepción es Lamerquel pues la cadena se ha partido en dos, lo que lleva a los mecánicos de la peña a su composición, mientras nuestro Presi nos muestra sus curvas voluptuosas. 

                                

            Al bajar hacia la carretera, nos encontramos con un escalón de dientes de perro, lo cual nos hace bajar a algunos y no a otros, entre los que se incluye Txema, que se los salta como si nada –presagio de lo que vendrá-. Llegados a la carretera (que une La Haba con La Guarda), la cruzamos y nos dirigimos hacia el cruce de la Cabra (sin llegar) en tremendos sube y bajas castigapiernas. Martillo Pilón nos castiga con su ritmo machacador, al final nos abandonará. De ahí descenso hasta el puente de La Antigua. Atravesamos El Montecillo y ritmo frenético hasta La Haba, por cierto hoy el mundo al revés: los últimos de siempre hemos sido los primeros con nuestro ratito de gloria. Hasta dentro de otros cuatro o cinco años. Tranquilos.
           Delante iba con DarthBiker cuando me avisa que algo ha pasado y esperamos en el camino a ver qué es lo que ocurre. Txema ha perdido tres o cuatro dientes… del plato, además de una herida en el pie y quién sabe si algo más. Y es que no todos pesamos lo que el Saltarín y no tenemos la misma edad. ¡Qué se le va hacer!

           En fin, correliebres no siempre se pierden dientes, otros lo recogerán.

           Lo dicho: que los bordillos de los acerados no impidan la ruta. Agur.

CRONISTA: GURU

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