Ruta: Puente de
Isabel II (Magacela-La Haba)
Distancia: 53kms.
Fecha:01 de noviembre
de 2014
Crónica
Dejándose
los dientes. Puede ser una frase hecha, pero es lo que le ocurrió a
nuestro compañero Txema después de
intento por subirse a la acera junto al cementerio de La Haba, el día de los
Santos para más INRI.
Adelantamos
la ruta al sábado por ser festivo y de paso darnos un descanso dominical
merecido. Bien es verdad que para los insaciables había programada una ruta al
día siguiente. Sobre unos diecisiete tréboles comenzamos la ruta con un cierto
despiste por mi parte, pues iba para La Haba y no para Magacela como
corresponde. Los 53 kilómetros de la presente ruta, que se hacen por primera
vez –hubo hace unos meses un simulacro de ruta en busca de La Cabra-,
resultaron muy-muy entretenidos. A pesar de no haber ninguna supercuesta, lo
que no hay es prácticamente terreno llano; o se sube o se baja.
Pasada
Magacela buscamos la Senda del Rey y cómo no, recordamos nuestra última visita
por la finca donde se nos aparecieron los Callejaclonados. Ahora vamos más
seguros, pero enseguida nos percatamos de que los señoritos poseedores de las
macrofincas tienen una cara que no cabe ni en el inmenso paisaje del que
disfrutan. El ansia les domina y se apropian de lo que no es suyo. Menos mal
que está por venir El de la Coleta y
va a poner firme a más de uno.
Después
de un ratillo medio despistados, comprobamos que hay nueva cartelería en
madera: La Guarda, La Senda del Rey, todo bien indicado, así como los caminos
que han sido arreglados y que a través de un paisaje espectacular nos lleva al
Puente de Isabel II sobre el río Ortigas y muy cercano ya a la población de La
Guarda. Allí tomamos nuestro cacho y nuestras bebidas (tranquilos no llevamos
cervezas encima a pesar de nuestra inclinación hacia la rubia espumosa). Aprovechamos
el Gurú y el Sr. de los Anillos para hacer una visita al parque etnográfico que
supone el puente, un antiguo molino en bastante buenas condiciones, una antigua
casa del molinero donde todavía se ve la chimenea, el gallinero y el cuartucho
para dormir y las cochineras. Vamos que tenía todo para pasar seis años antes
de asomar la cabeza por la civilización. El enclave es idílico y todo ese
conjunto etnográfico aun es recuperable… siempre y cuando los chorizos no se lo
lleven antes.
El
camino como dije antes ha sido arreglado y la cuesta a mitad de la misma se ha
suavizado como consecuencia del aplanamiento por parte de las máquinas. Martillo Pilón encabeza la subida y la
mayor parte hoy la hemos podido subir sin poner pie en suelo. Una excepción es Lamerquel pues la cadena se ha partido
en dos, lo que lleva a los mecánicos de la peña a su composición, mientras
nuestro Presi nos muestra sus curvas
voluptuosas.
Al bajar
hacia la carretera, nos encontramos con un escalón de dientes de perro, lo cual nos hace bajar a algunos y no a otros,
entre los que se incluye Txema, que
se los salta como si nada –presagio de lo que vendrá-. Llegados a la carretera
(que une La Haba con La Guarda), la cruzamos y nos dirigimos hacia el cruce de
la Cabra (sin llegar) en tremendos sube y bajas castigapiernas. Martillo Pilón nos castiga con su ritmo
machacador, al final nos abandonará. De ahí descenso hasta el puente de La
Antigua. Atravesamos El Montecillo y
ritmo frenético hasta La Haba, por cierto hoy el mundo al revés: los últimos de
siempre hemos sido los primeros con nuestro ratito
de gloria. Hasta dentro de otros cuatro o cinco años. Tranquilos.
Delante
iba con DarthBiker cuando me avisa
que algo ha pasado y esperamos en el camino a ver qué es lo que ocurre. Txema ha perdido tres o cuatro dientes…
del plato, además de una herida en el pie y quién sabe si algo más. Y es que no
todos pesamos lo que el Saltarín y no
tenemos la misma edad. ¡Qué se le va hacer!
En fin,
correliebres no siempre se pierden dientes, otros lo recogerán.
Lo dicho: que
los bordillos de los acerados no impidan la ruta. Agur.
CRONISTA: GURU
No hay comentarios:
Publicar un comentario