6 de junio de 2014

Mordiendo el polvo


Ruta: Las 4 ermitas
Distancia: 57 kms.
Fecha: 01 de junio de 2014

Crónica
Reunión de una gran representación de tréboles, a pesar de otra cita en Don Benito organizada por nuestros compañeros de los Ruteros del Ortigas y es que el calendario no deja sino ofertar rutas organizadas, pronto se van a tener entre semana, sino, no hay fechas en el calendario suficientes o bien propongo, se tome como referencia el año de Marte que tiene más de seiscientos mil días terrestres.


Todos bien equipaditos con nuestros maillots, excepto Carlosbiker e Induráin, este último haciendo gala de la camiseta de Banesto, que va a durar más que el camarada Fidel. Enfilamos el grupo hacia la primera ermita (la Aurora), donde la cabeza tiene dudas en tirar hacia derechas o izquierdas, ¿está claro, no pa dónde hay que tirar?… la casta.


Pasado el primer santuario ahora las dudas son mayores y es que el nuevo campo de golf nos ha cortado la bajada hacia la pista del canal, así que pasando por la perrera en la que somos recibidos como Ramoncín en sus mejores tiempos y vadear el eterno charco, nos recibe el pestilente y hediondo olor de no se sabe qué, igual la momia de Lenin ha sufrido una corrupción, aunque pa corrupción no hace falta irse a Moscú.


Cubrimos a buen ritmo los siguientes kilómetros, pasamos Los Valverdes, el pueblo abandonado, las dos charcas, el vadeo del Zújar hasta llegar a la segunda ermita (Santa María del Zújar), donde nos acercamos a su cancela, pues estaba cerrada y a unos merenderos nuevos que hay en las proximidades.


Martillo Pilón, Garçon y el Gurú, hablan de lo bien cuidaítas que tiene el santero las macetas, lo bien enjalbegadas que tiene las paredes y lo limpito que está todo. Es un Adán, igual a algún soltero no le vendría mal un santero como el de la Coronada. Subimos la cuesta de la zorra –lo digo porque durante mucho tiempo estuvo colgá una-, no vaya a ser que haya algún mal pensao que diga que la llamamos así porque vamos subiendo y diciendo: me cagüen la p…


El camino hasta la Coronada es de toboganes, lo cual las piernas se van poniendo a tono. Descanso en una sombra minimalista y arreando hacia el puente romano. Atravesamos la carretera que une La Coronada con Campanario y ascendemos, previo paso de los corrales de cochinos, que de nuevo obsequian con el agradable aroma del ya conocido Eau de Cochon.


Subimos y bajamos, algunos los más pudientes a una velocidad de vértigo, que hace que nos achiquemos y ellos se agranden hasta pasar el Molar. Cruzamos la vía del ferrocarril e iniciamos la subida sostenida por los caminos cercados y polvorientos hacia Magacela. Hay tramos donde te deslizas más que la Pantoja.


Llegados al Pilón, nos encontramos con el Císter y Manostijeras, dos desertores de la cita mañanera, a los cuales les conminamos para que se unan con prontitud al pelotón. Foto de rigor, salpicones de agua y fractura del grupo. La élite, en busca de caminos escarpados, y los aficionaíllos buscando nuestra cuarta ermita (La Antigua), después de haber dejado la tercera (Los Remedios), atrás.


Hacia el Montecillo el camino se hace ligero, pues en su gran mayoría es bajada, excepto una pequeña inclinación al comienzo del mismo, a la altura de los aceituneros. Llegadas a la finca, la atravesamos y el grupo se estirará todo lo que pudo, hasta que nos volvamos a juntar en la Cruz de la Haba, que nos recibe con un camino ya asfaltado.

A la voz de ya, nos disponemos a salir marchando en cabeza Tricolor, Garçon y Gurú, juntándonos con Darth Biker y un amigo suyo. Mirando hacia atrás no vemos venir al gran grupo, así que ralentizamos el paso, hasta que comienzan a verse las primeras cabecillas. A paso moderado voy con el grupo de cabeza y me quedo un poco descolgado para unirme a los que vienen por detrás, que ya van levantando polvo. Enseguida me cogen con Martillo Pilón en un grupo formado por el Guareñés, Carlosbiker y no sé quien más.


El caso es que Martillo intenta empujarme para el ascenso y ante su fuerza y mi cuerpo, pierde el equilibrio, haciendo perder también el de Carlosbiker que salta ciclista y bicicleta por encima del primero. Quien se lleva la peor parte es Martillo, con magulladuras varias y una, la de la rodilla, con mala pinta. Necesario una cura.


A Carlosbiker, afortunadamente no le ha pasado nada, a pesar del susto del golpe, que cayó de espaldas. En fin, decidimos reflexionar al amparo de un toldo y con un tubo de cerveza bien frío.

Lo dicho correliebres, si algo hay que comer, que no sea polvo. Hasta el domingo que viene en Cogolludo. Agur.

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