25 de diciembre de 2013

En busca de El Gordo

Ruta: La Coronada-Magacela
Distancia: 40 kms.
Fecha: 22 de Diciembre de 2013

Crónica
Penúltima de las rutas del calendario treboliano dos mil trece. Hacía más frío que en el páramo castellano, afortunadamente no corría ni una brizna de aire. El pelotón estaba cuarteado: resacas, polvorones, rutas alternativas, mazapanes o el frío, eran algunas de las causas de esta afluencia. Estaba la cosa más de la caza de liebre con galgo, que buscar al Gordo que nos hiciera prever un 2014 a tutiplén.


Allí se nos presentó nuestro Presi, cargado con un transistor del periodo de entreguerras, que nos amenizaría la mañana –mitad con las gargantas de los niños de San Ildefonso y la otra mitad, rememorando los éxitos de los 80-. Salimos por el Cordel de Esparragosa y un trocito de canal del Zújar, por donde el sol nos calentaba y al cual le agradecíamos su calor. Tricolor, nos propone variar el recorrido y a la altura de la primera charca nos invita a tomar el camino hacia la derecha. El Coronel, nos indica otro camino más adelante, que fue el que cogimos. Subidas y bajadas, hacen que entremos en calor, aunque los pies estaban más tiesos que el cogote de Fernando Alonso. La fórmula 1 estuvo presente durante toda la mañana, pues llevábamos dándole vueltas al apodo de Edward, nuestro colega dominicano y al Travieso, se le ocurrió el que al final suscitara más acuerdo: Jamilton. Bueno pues yastá. Cuando haga mejor tiempo y pasemos por el pilón de Magacela, haremos un bautismo a lo Testigo de Jehová, o como los matrimonios en el juzgado.

Por las vastas ondulaciones de La Serena, mi rueda delantera sufre un pinchazo y abandono la compañía de El Desgastador, Induráin y el Presi, quien se aleja al son de 13.548, miiiiiiiiiiiiil euros; 72.619, miiiiiiiiiiiil euros,… ¡Eeeeeeeeeeeeeeeeh que he pinchao! Ni caso, hasta que al final se giraron y vieron a un tío perdío en la penillanura con la bici puesta del revés.  Una mano, sino dos, me echaron los tres en el intercambio de cámara y palante. Tricolor, pensaba que me había parado porque nos había tocado el Gordo y es que… era lo que todos esperábamos con emoción: bicis nuevas, dobles a poder ser, viajes caribeños en el mes de febrero, en fin, lo que a cada uno se nos venía a la cabeza.

Llegamos en plan paseo a La Coronada, donde el Coronel ofició de anfitrión, como siempre que llegamos a su casa y nos buscó el mejor sitio donde no nos quedáramos pajarito, al sol que más calienta. Mientras, se hizo el silencio, pues justo en ese momento salió El Gordo, y salió de la mochila del Presi, sin necesidad de frotar, y la voz de los niños dijo…. ha terminao en seis y entonces ocurrió el milagro: todos nos alegramos por la salud y el trabajo, y caímos en la cuenta que mañana era lunes. Cálaman pensaba en el destino fatídico de otros y así nos despedimos de nuestras ilusiones, como se despedía Rafael en la pesadilla de anuncio, y por supuesto, cambiamos de emisora y a partir de ahí comenzaron a sonar los acordes de los ACDC en M80 y las piernas a moverse buscando el puente de piedra del arroyo del Molar, donde Pegatas se sentó y levantó como un muelle.

Atravesamos las vías del ferrocarril y llegamos a Magacela. Como íbamos bien de tiempo, decidimos subir hasta el mirador y calentar un poco las piernas y de paso hacer hueco para la cerveza con su correspondiente aperitivo. La bajada fue por la calzada romana, algunos, otros por una vereda más atrevida. Juntos todos, iniciamos el camino hacia Villanueva, apretando como siempre en los últimos kilómetros.

Despedida, saludando las fiestas y parada para la degustación de cervezas a pleno sol.
Bueno, correliebres que disfrutéis y os esperamos en la última del año y que los mantecados y polvorones no nos anulen las pocas neuronas que nos van quedando.

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