Fecha 29 de Septiembre de 2013
Distancia: 40 kms
Crónica
La ruta, con sus 40 km previstos, y por los caminos habituales, prometía una diversión contenida. Pero claro está, no contaba con hacer un camino precioso, el que los endureros moteros llamamos “el camino roto”.
Pero no adelantemos acontecimientos. Saliendo de casa dirección al sitio de reagrupación oficial de la peña para iniciar la ruta del día, me encuentro con el compañero R2-D2, y nos vamos juntos al sitio de partida. Una vez allí nos encontramos con un nutrido grupo de tréboles, dispuestos a pedalear un poco. Salimos sobre las 9.10 a.m. (antes de merendar) dirección a Don Benito, por el camino que pasa por las traseras de la Maestranza. ¿La Maestranza?. Bueno, al edificio lo llaman Hospital, pero como sus estadísticas indican que es muy común entrar a pie y salir a hombros, por lo que es más adecuado su denominación taurina.
Una vez en la “continuacióndelbarriochinodeVva”, más conocido como Don Benito, cogemos la circunvalación hacia la rotonda de la Virgen de las Cruces. Y continuamos hasta cruzar la carretera dirección al ciruito de motocross de Doña Blanca. Se veían algunas motos saltando por el circuito, y mientras añoraba mis salidas endureras. Seguimos por el camino pero los cabeza de grupo tuvieron algún despiste, y erraron la ruta. No pasa nada, vuelta sobre nuestros pasos y a cruzar el Ortigas por el paso adoquinado.
Continuamos la ruta por caminos habituales, con sus repechos y bajadas respectivas. Al llegar al camino roto, hacemos la parada oficial. El Papa había olvidado el agua, y la Bestia, entre bromas, mientras chupaba su bidón, le ofrecía beber. Unas risas nunca vienen mal. Y empieza lo bueno, el camino roto. Está más roto que nunca, y ya existen alternativas, pero lo bonito y divertido es hacerlo por el trazado original. Piedras, baches, raíces, ramas, roderas infinitas y un sinfín de trampas que te hacen ir muy alerta para no dar con tus huesos en el suelo. La verdad es que está muy divertido. El grupo se alarga, ya que esta parte de la ruta es más seria.
Al llegar al camino que conecta con el puente de la pared, nos reagrupamos. De repente, veo a Tricolor haciendo presión sobre un poste. “Jesús, no intentes clavarlo más, que no creo que se mueva”. Se quejaba de un leve tirón en el gemelo, pero vamos, poco serio a la postre. Bajamos por el camino que nos dirige al puente de la pared, a velocidad de vértigo, y en un santiamén ya estamos en dicho puente.
Seguimos hacia la Haba y en la Cruz nos reagrupamos. Continuamos para Vva City y llegamos a buena hora para ver a los tréboles maratonianos. Allí, nos juntamos con algunos tréboles que siguieron la ruta en bici y otros corriendo. El amigo Martillo Pilón, había terminado la media maratón en un increíble tiempo de 1 hora y 40 minutos, junto con Paquete y algún trébol más. Y eso que la ruta fue bastante dura. Saludados estos compañeros, nos fuimos al Cervantes a refrescarnos por dentro e igualar el pH sanguíneo con un poco de zumo de cebada fermentada y servido muy fresquito.
Allí en el Cervantes, a Tricolor se le olvidó cual de los dos gemelos era el que estaba dándole la lata, por lo que decidió estirar los dos. Unas risas y unas cuantas cervezas cayeron, que la verdad vinieron de lujo. Hablamos también de organizar una fiesta campera con las respectivas familias, idea que está muy bien, por lo que habrá que ponerse en marcha. Una vez terminamos, cada mochuelo a su olivo y hasta el próximo domingo a las 9.00.
Escrito por: MrCienfu.
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