3 de junio de 2012

PaquetExpress


Fecha: 03 de junio de 2012
Distancia: 54 kms.
Ruta: Subida al Mirador del Arrazauces (Puerto de la Cabra)
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Crónica de la ruta
El calor nos hace presagiar una jornada ya de por sí exigente, así que adelantamos nuestra quedada a las ocho treinta, para llegar a una hora prudencial y evitar imprevistos que para un grupo grande como éste, nos lo exige. Eso es síntoma de desesperación para aquellos acostumbrados a ir como centellas y con ineludibles citas que impiden una relajación y disfrute necesario para con los tréboles: ese es el precio que hay que pagar por salir con este grupillo de marujitas habladoras, ¿verdad, Loné? Hoy ha habido de todo; pinchazos, caídas, retrasos y esperas… pero como siempre la Cabra no defrauda.

Con un tiempo espléndido para la práctica de esta demencia, nada más salir de Villanueva, la primera ruptura del grupo: unos subimos el puente del ferrocarril, otros no, así que durante los 2-3 primeros kms. andábamos fraccionados, como los boletos de la lotería del Niño, dos grupos. Lo que me empieza a llamar más la atención es que son las 8:45 de la mañana y el grupo lleva una cháchara que no es normal. Diagnóstico: la naturaleza masoquista del bicicletero. Yo creo, que cuando uno se levanta, debe pasar al menos, una hora para ser uno mismo: los reflejos no están aún espabilaos y el riego sanguíneo necesita un periodo de adaptación de la posición horizontal a la vertical. No hay que forzarlo.





Al llegar a La Haba, primer imprevisto: Juan Imedio ha pinchado. Así que manos a la obra. Uno con tanta cámara-móvil, cada movimiento es inmortalizado, enseguida un para de paparazzos se nos arriman; “Joé, que se trata de cambiar una cámara”. El caso, es que el grupo mientras Amalio y yo mismo intentamos poner las cosas en su sitio, no para de darle a la lengua. El resto de la comandita se adelanta y nos espera a la salida de la Haba, pues allí han quedado con Micromachine y un grupillo de Don Benito, al cual últimamente nos hemos encontrao en más de una. Somos unos veinte, ya.



Seguimos nuestro camino hasta el Puente de la Pared, al cual hemos visto en la ida, como los americanos en “Bienvenidos Mr. Marshall” y ahí pasaban otros tres-cuatro bicicleteros que venían de las trialeras. A un ritmo alegre vamos quemando caminos hacia la Cabra, tanto que el camino se va estrechando y como vamos unos pocos, parece que hemos entrao en el metro de Tokio en plena hora punta. Así llegamos al cruce hacia la Cabra y allí nuestros leones empiezan a marcar el territorio. Y yo me pregunto: ¿no habéis visto los documentales de la 2?: ¿el Seregeti, el Masai-Mara, esas peazo de migraciones de ñús?, forman ya parte de nuestro ideario. Bueno pues, en uno de esos documentales vi cómo los leones marcaban su territorio, pero era uno, que con el vertido de su líquido elemento controlaba una enorme superficie. ¿Os habéis enterado? UNO. No un montón de leones. Pero ahí no para la cosa: PaquetExpress llega como un Sputnik. Lo de este tío no tiene nombre. Hay que encargarle algo, que seguro que llega a tiempo, es la releche. ¡Qué despliegue de fortaleza! ¿Pa qué tanta central térmica, hidroeléctrica o solar? Paquete ya se encarga en caso que baje la potencia de nuestros electrodomésticos.





Afrontamos así la subida a la caseta del Puerto de la Cabra y luego del mirador del Monte Arrazauces. En la curva que vira a la derecha, la del alcornoque es donde cada uno irá por su pellica. A la subida le han echao tierra que hace que patinen las ruedas, un ingrediente más pa la jodía cuesta. Cada uno sube como sabe y sobre todo, como puede y este es el caso de PaquExpress: con diferencia es la máquina y eso que el grupo tiene más personal que podemos considerar como extraterrestre, como el Pequeño Asaltamontes o el Cántabro. Luego hay un grupo intermedio y el grupillo del final, que también tenemos nuestro momento de gloria cuando llegamos al mirador. El Trébol es heterogéneo, hay de todos los niveles.






La cuestión es que cuando había pasado la caseta de La Cabra, veo venir a PaquetExpress a la velocidad de la luz. Se cruza conmigo pero no me dice nada, luego me sobrepasa y vuelve a subir. Es la hostia. Yo sigo a mi ritmillo y se me cruzan un montón de bicicleteros, no sé de dónde, que saludan y animan para que corone, al igual que un nutrido grupillo de senderistas que ya bajan desde el mirador. Al final, llegada al mirador donde la gran mayoría ya ha deglutido. Aprovecho para subir a lo más alto y contemplar las vistas espectaculares de la sierra.





Bajamos, cada uno como sabe y puede. Hay un pinchazo, de Cálaman al que le están echando una mano. Más abajo, esperando a los de más arriba. Así que Imedio y el Gurú, siguen bajando después de parar y  vuelven a parar a la altura de la Bestia y el Asaltamontes, que busca entre la mullida naturaleza un rincón para amorrarse, con el consiguiente peligro que le aborde un jabalí en celo y salga como un Cristo. Pero hoy es su día y sale de entre la maleza, con su virginidad intacta y mejor color de cara. De ahí bajada hacia el Puente de la Pared, muy peligrosa hoy, pues la arenilla está por todo el recorrido y unos socavones de seis a siete mil metros de profundidad. Veo cómo uno de los nuestros, tuvo que frenar para no caerse por uno de ellos, luego sabremos que tuvo una caída, con secuelas en brazo y pierna derecha. Lo dicho: hoy peligrosa la bajada.





Retomamos el camino hacia la Haba a buen ritmo, y lo hago junto a Juan III casi todo el rato hasta llegar a la Cruz. Los amigos de Don Benito, tirar hacia su destino, lo cual no entendemos, teniendo un pueblo tan estupendo como Villanueva, pero en fin, hay gente pa tó. Y de ahí, el resto, a Villanueva a buen ritmo también.



Hoy no me puedo parar, así que para casa, esperando al domingo para un nuevo reto: la II Quedada Cogolludo Extrem. Esperemos que el calor nos respete y si no, pondremos remedio: agua, cremita, toalla y bañador.

Bueno, hasta la próxima correliebres y no pequéis más de lo que ya lo hacéis. 












1 comentario:

  1. Buena ruta a La Cabra, Trebolillos. Pero lo del próximo domingo al Cogolludo solo se entiende desde la perpectiva de lo masoquistas que sois; mis compañeros Perrigalgos, por lo menos, no quedaron con devoción de volver cuando os acompañaron el año pasado. En cualquier caso, que tengais un buen día; aunque siempre se ha dicho que sarna con gusto no pica.

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