¿Por qué?

Recorrido: Rutra "De las tres cuestas" a la inversa.

Distancia: 49 kms.

Crónica de la ruta
"No se si es la publicidad de Unicef, que son más simpáticos, el poder de Villar en la Uefa... ¿Por qué?" Ah coño, que esto no corresponde aquí. Solo iba a escribir ¿Por qué? ¿Por qué los tréboles son cada vez más? ¿Por qué cada salida dominical nos juntamos con nuevos fichajes? ¿Por qué?

¿Somos tréboles o setas? La cuestión es que la dimensión de la Peña ya me tiene acojonao. Siempre hemos mirado con sana envidia la cantera que Don Benito tiene para la bicicleta, pero es que en Villanueva nos crecen tréboles por cualquier sitio. Hoy ha sido un claro ejemplo de ello.

En fin, vamos con la crónica:

Llevábamos unos días de infierno cogolludense, pero hoy el bajonazo de temperaturas motivado por las tormentas nos ha deparado una jornada espléndida para la práctica de la bicicleta. Estábamos de estreno con el nuevo lugar de quedadas, así que un poco despistaos por saber desde donde se iban a incorporar los tréboles domingueros. Huan Solo acompañado de Juan, llamémosle provisionalmente "Tercero" -nuevo en las salidas- y de Óscar, el "Colmenareño", conocido de Lobosolitario y Carlosbiker esperaban en el lugar acordado.

Al poco rato, una bala humana sube la calle del Muro a velocidad del rayo: se trata de Reca "El pequeño saltamontes", un cicloturista fibroso y musculado se nos une. Compañero de Seronbiker con el que ha compartido clásicas solo aptas para superhombres y el cual también acude a la cita. A continuación el Sr. de los Anillos, acompañado de El Desgastador que ha vuelto de sus vacaciones y que despistado estaba esperando en el sitio de siempre se nos unen a la causa.

¡Venga que somos los que estamos! Cuando subimos por el túnel del paso a nivel Micromachine se suma al grupo, venía micromachineando desde Calabazonia. 9 tréboles en busca de ruta.

Dirección a La Haba, El pequeño saltamontes me advierte de tener suelto el cierre rápido de la rueda delantera. -¡Anda apriétala si no quieres besar el suelo! y yo obediente y sumiso le hago caso. Gracias.

Lo bueno del grupillo que hemos formao es el sano compañerismo que impregna cualquier detalle. Hay un código no escrito que cada uno de nosotros respeta, incluido aquellos que son auténticas máquinas como es el caso de Seronbiker, que sacrifica su potencial en pro del grupo y que sabes que lo tienes ahí para lo que haga falta. Como me sale de dentro lo tenía que decir. Esto vale para todos los compañeros antiguos y nuevos y es lo que verdaderamente te satisface. Joé que pasteloso me pongo, me va a subir el azúcar.

Charlando y pedaleando, nosajodío, llegamos hasta el Puente de la Pared donde nos asomamos para ver a tres o cuatro ciclistas que abajo están. Hasta aquí perfecto. Dirección al cruce que posteriormente nos lleva a Cabezaredonda, tengo un vía crucis personal. Miraba cómo se iban marchando mis compañeros y a mí me faltaba el aire y en mi cabeza la pregunta: "Estando como estamos en medio del campo, donde se respira naturaleza a toneladas, ¿cómo es que a mí me falta el aire?" Tenía una sensación de ahogo, como si me oprimieran la garganta, me sentía como Pinto cada vez que hay una tangana.

Las nuevas incorporaciones iban como motos: Juan Tercero subía esas cuestas como un pofesional y qué decir del Pequeño Saltamontes, que a pesar de sus dolencias en la rodilla consumía cuestas como si tal cosa. ¿Y lo del Colmenareño? Eso no tiene nombre y aquí me detengo: curtido ciclista de carretera iba con una bici ¡ojo! con el cuadro de acero, horquilla sin amortiguación y de la época de la transición. Este tío es la ostia, si yo voy con esa burra cuando acabe la ruta me tienen que coger y llevar a la UCI; ¿pa qué el carbono ni el aluminio? si el acero es lo mejor que se ha inventao. Pa que luego digan, mientras otros nos la cogemos con papel de fumar, ahí está el Colmenareño, hecho un jabato... desde hoy te tenemos en un altar como decía el Cansino Histórico.

La cuestión es que paramos a comer y yo sobre todo a coger aire. Mientras estos se reían yo pensaba: "hoy voy a ser un penitente". Cuando te quitas el casco descubres la personalidad y fisonomía del ciclista, en tu imaginación se ha creado un prototipo de hombre y descubres que no es así. Eso me ha pasao hoy con el Colmenareño, ¡es calvo! No es que tenga algo contra los calvos, en absoluto, pero en mi imaginario te tenía con una cabeza más poblada e incluso encrespada, pero no. Coño la sorpresa pa mi fue tan grande que mi primera reacción fue ¿Quién coño es éste que se nos ha arrimao?

En fin, objetivo de las mofas de mis compañeros por mi dieta de pulpo y mejillones, iniciamos la marcha. Bueno, vamos a ver. El caso es que cada vez me encontraba mejor y las subidas ya no se me atravesaban tanto, se me atravesaban no digo que no, pero no tanto. Llegamos por fin hasta los eucaliptos. De ahí en adelante bajada casi constante: Micromachine desata la guerra, le siguen El Desgastador, Colmenareño y el Sr. Trébol que se ha recuperado del asfixie. Estopa y a más de treinta. Vamos quemando caminos a ritmo de velociraptors. Después de haber abierto brecha poco a poco nos vamos reagrupando para enfilar el camino hacia Don Benito.

Durante toda la jornada una pertinaz llovizna nos acompaña, lo cual en estas circunstancias se agradece. En la periferia de Villanueva, dejamos a Micromachine en su casa, ¡hasta luego, crack! Nos contó su experiencia en El Camino a la Perdición. Camino a Villanueva cogemos por las traseras del Hospital, gentes acompañados de sus canes y un killer de no más de 20 cms. que nos ladra. Colmenareño se enreda en un terreno arenoso que le hace poner el pie a tierra.

Acabo la jornada bastante entero y como les decía a mis compañeros que los primeros 40 kms. de la ruta son los que peor llevo, a partir de ahí ya voy más fino.

Bueno, pues esto ha sido todo por hoy. Ya véis como florecen más tréboles. Y esto no acaba aquí. El próximo domingo, más.

¡Agur, correliebres!