17 de octubre de 2010

Magacela-Castillo de la Encomienda






































Fecha: 17/Octubre/2.010
Distancia: 53 kms.
Crónica de la ruta
Después de tres semanas me veía con ganas de compartir kilómetros con mis compañeros, a los que agradezco hayan mantenido vivo el blog a lo largo de este tiempo. Ahí estaba en el sitio de las quedadas, cuando enseguida aparecen Jose y José Carlos, éste con una novedad: bici nueva. Después de unos meses con su Lapierre doble, ha vuelto a la Orbea rígida -perdoname, pero no me acuerdo del modelo-, lo cual hace que la miremos con la envidia sana de quien tiene nueva burra.
Terminados los previos, decidimos hacia dónde tirar: ellos de nuevo a hacer la ruta de los castillos, al estilo Paco Martínez Soria Don "Erre que erre" y yo que me pliego a su solicitud. Así que iniciamos la ruta en dirección a Magacela, donde nos encontramos el paisaje del otoño: cazadores en busca de liebre y galgos que se las pelan. La imagen es la de los "yanquies" buscando al Vietcong, coño estos no van de caza, van a la guerra y nosotros enmedio: silban los cartuchazos a diestro y siniestro... pero nosotros a lo nuestro. Llegamos hasta la última subida que nos acerca al cementerio de Magacela, pero antes de embocarla torcemos a derecha por un camino que se empina y nos lleva a los nuevos caminos de la concentración parcelaria.
Dirección La Haba, terreno sube-baja rompepiernas o al menos de desgaste. Al pasar por una explotación de gorrinos, con su olor característico, nos sale al paso un perro-palomo o lo que es lo mismo: un perro con más mala leche que un palomo cojo. De las seis canillas que tenía a su disposición se decanta por la de José Carlos, que en un movimiento rápido saca el pie de las calas para espantar al chucho. El bicho se me cruza, tiro de freno y la rueda trasera derrapa, la madre que le parió.
Después del incidente seguimos pedaleando y vemos como dos galgos corren que se las pelan detrás de una inocente liebre, ésta se mete en un tubo pero los perros la acaban sacando. Nosotros lo sentimos: estábamos a favor de la liebre. LLegamos a Villanueva y paramos a beber y comer junto a la ITV. Al momento, cogemos el Camino de la Junta hasta el río Guadiana, después de un intento fallido nos volvemos hacia atrás y seguimos el camino de siempre hasta alcanzar el puente viejo del Guadiana, el cual cruzamos.
Ya enfilamos hacia el Castillo de la Encomienda. Una cancela nos impide seguir, pero con la determinación que tenemos de hacer la ruta, la abrimos y caña parriba. La subida es corta, pero inclinada. Por fin llegamos a las puertas del Castillo, que está abierto pues viven los guardeses, ya que es propiedad privada. Nos llaman la atención, pero pese a que tienen fama de espantar indeseables, con nuestra exquisita educación le decimos que lo único que hemos venido a hacer es llevarnos una mesa de granito que hay en la explanada. Lógicamente no pudimos.
Ya de vuelta atravesamos la carretera N-430, para ir por la pista del Canal Secundario hasta el apeadero de Rena en la Vía Verde. La cual cogemos y al subir las dos cuestas junto al Guadiana, ¡sorpresa!, nuestra promesa de nuevo trébol, "Lobo solitario" está allí con su Canondale impecable, preciosa, "rara"... conversación, saludos, probamos la bici y le emplazamos a que salga de una vez por todas con nosotros.
Vía Verde hasta Villanueva, nos adelanta un cicloturista... y aunque nuestro amor propio quiere cogerle los casi 50 kms. que llevamos en las piernas nos lo impiden.
Fin de ruta. Han salido más de cincuenta kilómetros, la ruta de los castillos la tenemos que pulir: sigo pensando que lo suyo es hacia La Haba, sin detenernos en la Antigua, pero es mi opinión.
Hasta el próximo domingo, correliebres.

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