12 de septiembre de 2010

Ruta Sierra de Rena























Fecha: 12/Septiembre/2.010
Distancia: 50 kms.
Crónica de la ruta.
9:30 de la mañana, de nuevo los tréboles nos disponemos a cubrir una ruta conocida ya por nosotros. Jose la había propuesto a lo largo de la semana y dejamos la de José Carlos para el siguiente domingo.
Vía Verde hacia adelante con el fantasma de los pinchazos rondando por nuestras cabezas. Llegamos hasta el apeadero de Rena y ahí nos desviamos como siempre por un camino recto que desemboca en la carretera, la cual la tenemos que tomar durante unos 2 kms. aproximadamente hasta alcanzar la población de Rena. A su entrada, los domingos nos espera el mercadillo con su tendedero de bragas y los vendedores en sillas de plástico esperan a las maris que hoy no parecen madrugar.
Nada más desviarnos hacia Rena y tomar las calles izquierda y derecha con subida hacia la sierra. Parada obligada, puesto que hay que abrir una cancela. Hoy Jose no ha traído su cámara digital y es José Carlos quien extrae su móvil Samsung y se tomará su responsabilidad con oficio (me recuerda a Robert Cappa que anduvo por esta sierra allá en la Guerra Civil). Suyas son las fotos que ilustran esta crónica y al cual se lo agradecemos.
Cogemos el camino que bordea la sierra. Me paro aquí. Este camino, aunque no muy extenso tiene su dificultad. No es un camino recto, asentado, sino con pendiente desde la derecha a izquierda, lo que provoca que vayamos en muchos casos sorteando las piedras y requiere una cierta "técnica". Joselito es quien más disfruta en estas lides. Y es el que encabeza el descenso, bastante jodío, con unos pedruscos enormes.
Tras saltar el cercao de alambres, volvemos a la pista que tomaremos hasta Villar de Rena, bordeando la sierra. Observando la sierra vemos un camino, casi continuación de aquél que hemos traído y que en otra ocasión investigaremos. Hay algunas dudas, lo cogemos, hacemos la ruta al contrario de lo habitual, tiramos por el camino de la derecha, mira por ahí sale otro camino... en fin, que volvemos a hacer la ruta de siempre. Últimamente arriesgamos menos que Mourinho -yo creo que es el calor el que nos acojona-. Lo que nos echa pa trás definitivamente de las aventurillas es el pinchazo de Jose.
Paramos a cambiar la cámara. Antonio busca en mi mochila, me dice Jose, y saca la cámara. Allí no hay nada... algo dentro que parece una caja es lo único que palpan mis dedos. Cachondo, aquí no hay ná. Coño!, que no he echao cámara, que la otra te la dí el otro día. Ahí estaba yo, toma Jose, no sabía como dártela y ahora encuentro la ocasión. Solidaridad de los tréboles se llama eso.
Infla tu, y ahora tu... volvemos a la ruta y ahora vamos a cambiar de costumbre. Ya llegando al Villar, hay un fuente prefabricada que siempre ha sido nuestra parada. Hoy unos pinos con su merendero nos dan cobijo.
¡¡¡¡Manué, saca la tortilla!!!, quien la pillara con una cerveza, si lo llegamos a saber nos traemos el taper con la mau. Joé, que agustito, a partir de ahora este va a ser sitio de postas. De nuevo a la marcha en dirección hacia la sierra, atravesándola por un camino con una subida pronunciada y bajada peligrosa, con bastantes piedras sueltas. En la bajada, un mosquito-tigre se mete por la boca y se instala en mi garganta, ni sube ni baja, la madre que le parió, toso, escupo, pero el tío se ha agarrado con su piolet. No hace na mas que dar por saco, así que decido ponerle un nombre: Zapatero.
Haz gárgaras, lo que sea, pero no se va. En fin, vamos pal Beni, así con el aperitivo y la cerveza me lo trago. De nuevo carretera, camino, Vía Verde, deshaciendo el camino. Polvareda y subida por circunvalación hasta el puente del ferrocarril para llegar a los Pinos y tomarnos unas rubias. Agur correliebres.

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