Ruta de las Tres Cuestas (La cuesta interminable o de la Ley de Murphy)

Fecha: 05/Septiembre/2.010

Distancia: 54 kms.

Crónica de la ruta

"Si algo puede salir mal, saldrá mal" o "la tostada siempre cae por el lado de la mantequilla", son dos de las afirmaciones que Murphy hizo sobre lo que ocurría a su alrededor. Son cuestiones físicas, aplicables en este caso a nuestra salida dominical.

Lo del trébol, se pensó por el número de integrantes de la peña: trébol de tres o cuatro hojas, y en el mejor de los casos, hasta cinco. Pero no por la suerte que nos acompaña, en fin qué se le va a hacer.

Animosos una mañana más, masoquistas por naturaleza, comenzamos la ruta a las nueve y media de la mañana. Dirección Don Benito vía traseras del hospital, llegamos hasta la fuente de "la piedra pinchá en un palo", cogemos la Avda. de Córdoba en sentido tanatorio, al cual accedimos -no sé por qué- para coger el camino que nos lleva hacia las Cruces. Ya había ambiente de paseantes, mediofondistas, moteros (cercano se celebrara una prueba de motocross)... en fin la fauna de estas horas.

Cruzado el río Ortigas por la carretera, volvemos al camino de las Cruces cogiendo el camino que se desvía hacia la derecha. Ahí comienza la que José Carlos ha bautizado como la cuesta interminable, con una distancia de entre 4 a 5 kms. de subida contínua. Culmina este tramo saliendo a la carretera del Valle. En sentido Don Benito nos desviamos a derecha por el primer camino y ahí buscamos la sombra de un chaparro para beber y comer algo (km. 22 de la ruta).

Antes comentábamos lo bueno que son Chico Percebe y Triton Man, los héroes de Bob Esponja.

Estamos preparados para subir las denominadas tres cuestas, que no sabemos dónde coño están. José Carlos nos comenta que ya hemos subido una, a lo que responde Jose que la primera está por llegar... el sol nos derrite el cerebro. Primera, segunda y tercera, mal que bien las hemos superado, al igual que los 35º en el termómetro.

Culminadas las tres cuestas nos vamos por el camino del Saucillo, después de haber visto un montón de vacas tras un cercao. Hay en este camino un tramo horroroso, con unos pedruscos enormes que hacen peligrosa la marcha, echando pie a tierra lo salvamos y seguimos la ruta por los caminos de La Antigua.

Y aquí comienza nuestro Vía Crucis: pinchazo en la rueda trasera y el agua, caput. Como estamos hasta los huevos, decidimos inflarla... para luego volver a parar y cambiarla (doble trabajo). Estamos mareaos y ya no pensamos sino en recogernos en casita, la cerveza en el Beni en otra ocasión (todos estamos de acuerdo). Llegamos a Doña Blanca donde hay unos servicios... y agua -no potable-, coño que suerte; así que nos mojamos la cabeza y refrescamos la boca. Por las pistas nos acercamos al circuito de Motocross donde se celebra una prueba del Campeonato de España: mucha gente dentro y fuera viendo los saltos.

Enganchamos con la pista de las Cruces en dirección a Don Benito: tenemos un solo pensamiento; "el agua de la fuente del Santo Jabero" (somos ateos y a la vez devotos del Santo). Ya solo nos falta llegar a Villanueva, es tarde y cogemos el camino de las traseras del Hospital; segundo pinchado en la misma rueda, al culpable lo hemos localizado, es una punta de flecha del paleolítico, ¡Coño, qué mala leche, vamos a sacar una foto que esto es la ostia!; de nuevo parada en un olivar y vuelta al desmontaje y montaje.

Esperemos que esta sea la última, pasamos el hospital y a Jose le salta el sillín, dándole no precisamente gusto allí donde uno lo suele recibir. El tornillo se ha roto y ahora toca llegar a Villanueva sin sillín -más difícil todavía-. José Carlos que está más entero decide coger la bici de funambulista y llegamos al final del día.

Hasta luego, nos decimos y cada uno pa casa. Joder, menos mal. Un saludo, correliebres.