26 de septiembre de 2010

Ruta de los dos castillos, que se quedaron en uno.

Fecha: 26/Septiembre/2.010
Distancia: 50 kms.

Crónica de la ruta
Estábamos en nuestras cosas Jose y el que escribe, cuando vemos bajar de un coche un ejemplar de hembra, que llegaba de su noche fiestera. Estas horas de la mañana dominical es lo que tiene, que unos abandonamos la cama y otros se incorporan a ella. En esto José Carlos, llega y pasa junto a nosotros el citado coche, los tres no teníamos palabras o la mente se nubla o la hora y el día no hace que fluya como debe el riego sanguíneo, en fin... que pusimos la cara de vaca que ve pasar un tren.
Tras una acalorada discusión, por aquí por allí, decidimos ir para La Antigua -error grave que me atribuyo-, no se si es porque buscamos redención, pero últimamente visitamos con bastante frecuencia a la virgen. Camino de La Haba hacia adelante, llegamos al pueblo hasta el colegio, ahí nos desviamos por el camino de la izquierda junto a la charca del lugar. Caminos, arena, ovejas... en fin, La Serena en plenitud. Atravesamos la finca "El Montecillo" hasta llegar a la pista asfaltada que conduce hacia la ermita. En la bajada nos encontramos con un grupo seis o siete ciclistas que subían y nos saludamos educadamente. Atravesamos el Ortigas y a Jose le da por desviarnos por una vereda con la intención que pincháramos, algo que me pone nervioso nada más pensarlo, el caso es que nos rastrojeó un poco, lo cual le hizo bastante gracia.
El alto en la ermita lo dedicamos a hablar y hablar. ¡Vamos, coño! que todavía no hemos pasado por ningún castillo. Así que de nuevo pista asfaltada hasta la carretera La Haba-Quintana. Aquí Jose puso una marcheta que me deja sin aliento y veo como mis compañeros se empequeñecen. Paro aquí para decir que Jose está que se sale y como está así, nos castiga el muy cabroncete.
El caso es que mis compañeros me esperan para seguir en dirección Magacela. Y hoy como no es día de ponerse de acuerdo, pues cada uno tira para un lado. Antes había comentado que qué ruta era esa de los castillos, sin subirlos, así que sin mucho entusiasmo me dicen que es verdad.
Ellos bordeando por detrás el castillo, yo que bajo la cabeza y cojo la carretera. ¡Ostia, si ahora resulta que van por el camino! En fin, que decido tirar en solitario por la carretera. Un grupo de unos doce ciclistas comienzan la ascensión, estos son de bicicletas "flacas", aunque el último que la monta es un "gordo".
A mi ritmo sigo la ascensión y corono arriba, donde mis dos compañeros ya se habían fumado un cigarro. Pero... tenemos que seguir subiendo por el paseo de la ladera. Así que pendientes fuertes y empinadas pa rematar la faena. Una vez arriba paramos a merendar. Luego, por las callejuelas del pueblo -reformadas, que las han quedado bonitas, bonitas-, bajamos a toda leche rechinando los discos de freno.
Tomamos así el camino de Magacela en dirección a Villanueva, pero en vez de completarlo nos desviamos por el cementerio atravesando la carretera Villanueva-La Coronada. Pistas de arena y salida al canal del Zújar. Allí es cuando definitivamente decidimos no marchar hacia el segundo castillo, La Encomienda. Emprendimos de nuevo la marcha hacia la torre de elevación que hay junto al canal, tirar por ahí nos ha supuesto el descubrimiento de un chalé que nos hace arrodillarnos a Jose Carlos y a mi: otro homenaje al mal gusto. En esto estamos: vamos a organizar una ruta de chaléts frikis. Pero ojo, nos espera una subida jodida a la torre de elevación: demostración de poderío de mis compañeros y resignación en mis piernas, joder cómo están.
Bajamos en dirección a La Aurora y vuelta a Villanueva por el camino de La Pontezuela. Jose en otro alarde nos dice: ¡Corona grande! Así hasta Villanueva. Mientras escribo me viene a la cabeza determinadas ensoñaciones: las tías, la mezquita-chalé, Jose "el castigador" y un dolor de piernas que me recuerda el espíritu masoquista que todos tenemos. Agur correliebres. Por cierto, el próximo domingo a las nueve.

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