11 de marzo de 2014

Cada uno vadea como quiere (o como puede)


Ruta: Trialeras del Ortigas
Distancia: 45 kms.
Fecha: 09 de marzo de 2014
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Crónica
Buena afluencia bicicletera y eso a pesar de los múltiples compromisos que había y donde estábamos bien representados fuera de nuestras fronteras. Parece que el buen tiempo se ha instalado y eso a pesar de la rasca que a primera hora siempre hace: se trata de La Fresca, esa parte de la mañana donde aún no ha venido El Bilano, como los oriundos del lugar califican a ese paso entre el fresquete y la caló.

Caminos de La Haba, tantas veces repetidos y paso por la población, donde una peleílla de perros nos despierta de las tranquilas horas mañaneras. Una pequeña o gran, según se mire, representación de los cruzaítos (Loné y Diego), nos acompaña hoy, hasta que su santa paciencia pudo y nos abandonaron cuando llegamos al Puente de la Pared.



También y después de muchiiiiiiiiiiisimo tiempo se ha sumado El Gallego y una nutrida representación de esa peña local, Los Sin Gasolina, a los que poco a poco vamos fagocitando: y es que el ansia del trébol no tiene límites o sí, aquí caben todos y todos son bienvenidos.

El aliciente de la ruta está en un tramo no depurado aún. Son chulos los caminos nuevos, aunque en alguna ocasión hubo que bajarse de la burra, unas veces por la caída de un empedrado de una cerca de las fincas y otras, por los charcos y pucha que se ha formado por el transitar de tréboles.


Tricolor dio en una zanja un invertido con tirabuzón, al hincarse la rueda delantera y salir volando, dando con sus rodillas en los cuernos de su manillar. Es lo que tienen las salidas, que cada uno vuela como quiera.

Llegados a este extremo, tenemos que decir que se trataba de vadear el Ortigas, algunos lo han hecho, no sé por dónde y otros seguimos saltando alambradas con el consiguiente peligro de dejar tatuados nuestros huevecillos, quedando un punto de cruz bastante curioso. En esto Imedio, se inventa la palabra de la mañana, que por enrevesada se me ha olvidao, ¡anda echadme una mano!, que es para enmarcarla.


Por fin, encontramos un paso entre pedruscos de granito para pasar, eso sí algunos como es mi caso, mojándome los pies y es que se me puso en la opción de, o mojarme los pies, o dejarme la integridad física y cómo no, opté por lo segundo, aunque al final me dejé llevar e hice lo primero. A estas alturas los crusaítos se habían enfriado y enfilamos las veredas hasta el puente de la pared. Hubo alguna que otra caída, sin más consecuencia que el embarramiento y llegamos hasta la sombra de los arcos del puente. De ahí decidimos seguir por un nuevo tramo, dejando el río a mano derecha. Es diferente y creo más bonito que el otro tramo, hasta llegar al molino rehabilitado donde nos hicimos el correspondiente retrato y en el que Lobo demostró su destreza en el salto del canchal. Previamente, Agapornis había emulado a Pinito del Oro con otro salto a lo forcado portugués.


Apretamos el ritmo al encontrar el camino abierto hacia Doña Blanca, adonde llegamos sin sobresaltos. Cuestecillas que se atragantan y calorcillo mañanero para llegar a Don Benito. De ahí por el camino de siempre, con la cuesta de siempre y el atragantamiento de siempre.

Al final, repaso al día: rotura de sillín, rotura de botellero y un par de tubos para los enjuagues bucales. Next week-end: Campolugar-Trujillo-Campolugar. Agur correliebres y que los vados del río nos sean propicios.

1 comentario:

  1. El amigo Juan Imedio se desmarcó con su amplio vocabulario al soltar... vamos a ir desajolando (que no desalojando) la finca ...

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