19 de agosto de 2013

El Cántabro en El Soplao 2013 (Carretera)




Y llegó la tan ansiada fecha, tras la cancelación de la marcha en Francia “El Coleccionista de Puertos”, tomé la decisión, y tras el guante echado por mi hermano, de participar en El Soplao 2013. David me había hablado maravillas de la pasada edición, él participó y quedo encantado, más si cabe que en la de mtb. La excesiva masificación de bikers, hacen de la prueba de rueda gorda un agobio y un riesgo de caída.


Como siempre las semanas previas llenas de nervios, David con ciática, resfriado, etc. Desde luego cada prueba de este hombre es como una tragedia griega. Por mi parte afectado por una gastritis por estrés, provocada probablemente por la cercanía de la prueba y sobre todo por el curro. Pero bueno nada de disculpas, seguro que hay gente peor que nosotros.



El día anterior a la prueba, mi señora esposa y el que escribe recogemos los dorsales, tanto el mío como el de mi hermano David, que está tan mal que no puede ni acudir a recoger el dorsal, incluso con parches de diclofenaco para paliar su dolor lumbar. El resto de la tarde lo dedicamos a especular sobre la ropa a poner el día D, en Cantabria puede hacer de todo, y al final así fue. Sol, Lluvia, Niebla y sobre todo viento.



Por fin, y tras dormir bien, con ayuda eso sí de alguna “cosilla”, nos ponemos en marcha, son las 05:45 de la mañana y he quedado con David y su laboratorio (todo legal eso sí) a las 06:30 horas para desayunar.



Ya se palpa el ambiente, a las 07:15 nos encontramos con Carlos y su flamante Spezialized, que valientemente ha decidido participar también en la prueba. A la entrada de Cabezón de la Sal vemos a los compañeros de Peña de David, ellos correrán la cicloturista de 100 kms.




Por fin el chupinazo de salida, la gente sale como loca, las calles de Cabezón están agolpadas de gente por todos lados, 1400 participantes, lejos de los 4000 de la de montaña. Todo es más relajado que en aquella y mucho mejor organizado. Aún así pocas pruebas en España pueden reunir a tal número de corredores. El reto que tenemos por delante no está mal, más de 4000 de desnivel acumulado y 226 kms, que hacen de este maratón probablemente la prueba de un día más dura de España, a nivel cicloturista claro.



Pronto pierdo de vista a mi hermano, Carlos y los componentes de la peña, tan solo Santi me sigue.
La salida es veloz, la gente va a saco e intento coger un grupeto que me lleve hasta Pechón. Voy saltando de un lado a otro como una avispa, buscando el más adecuado, desde luego en este primer tramo de carrera pierdo tiempo, más del que me gustaría, no es lo mío el rodar, aún así llego a la primera parte dentro del tiempo previsto. La zona de Oyambre con un sube y baja permanente se hace muy dura y la sorpresa final de Pechón, un puertecito de 2-3 km más todavía.



Por fin y tras superar este primer test, con 2 puertos cortos pero duros, llegamos a la base del gran puerto de la jornada, Piedrasluengas, un coloso de 37 kms al 3,17%, casi 1400 metros de altura, y un desnivel acumulado de ¡¡ 1193 metros !! un puerto de Tour. Realizo la ascensión en compañía de un biker de Aranda de Duero, conversando relajados y con un ritmo cómodo vamos tragando kilómetros, pasamos a muchos corredores, que van formando grupetos para realizar la ascensión más cómoda. Una vez llegamos al embalse de la Cohilla aumenta el porcentaje, 7-8-9-10-11% durante 3 kilómetros que hacen de esta zona el punto clave de la ascensión. Mi compañero de Burgos pierde contacto, no obstante le espero, prefiero ir acompañado, quedan todavía ¡¡17 kilómetros de subida!!, más suaves eso sí. Pronto divisamos las cimas, la nieve, un paisaje deslumbrante, por momentos casi irreal, parece la Marmolada en Italia, o más bien, la Marmolada parece Piedrasluengas, todo lo que diga se queda corto, es un privilegio para un ciclista subir este puerto. Una vez superado este gigante, y ya en la cima, avituallamos, rodeados de montañas con nieve en sus cimas y cielo azul, es el paraíso.


En el descenso pierdo a mi amigo de ruta, que ya no lo veo hasta la meta, y con él el bidón que se me olvida encima de la mesa del avituallamiento. No era cosa de volver a subir a buscarlo. Menos mal que más adelante, en el siguiente avituallamiento y gracias a otro compañero que le pasa lo mismo que a mí, me agencio otro. Descenso de 40 km, que desemboca en la ascensión al Collada de la Hoz, primero de las tres colladas que tenemos que subir sin transición alguna.



La Collada de la Hoz, es un puerto de unos 5 kms al 7% más o menos, con rampas del 8-9 hasta 12%, y multitud de curvas de herradura, realmente hermoso. Nos acompaña durante todo el recorrido un paisaje cada vez más bonito, cada vez más verde, más Cántabro, más frondoso, la niebla comienza a invadir la cima, y ya no nos dejará hasta meta. Esto es Cantabria, al otro lado de la montaña sol, ahora lluvia y niebla. Esto hace todavía más bello el escenario, la hierba brilla, y la ascensión, a pesar del cansancio se realiza con un placer indescriptible, el hecho de correr en mi tierra, de disfrutar tanto de mi deporte, de los puertos, hace que sea un momento único, mágico e inolvidable.



Los 2 siguientes puertos son similares, en distancia y dureza, tal vez con menos porcentaje, pero llevamos casi 200 kms y todo se hace cada vez más duro, no obstante, y aunque parezca masoca, da pena que todo termine, y ahora que...a esperar otro año.



Coronada la Collada de Carmona y enfilando el descenso, a 12 kms de meta, oigo a mi mujer, y a José Morci, compañeros de la Peña de mi hermano, que han estado esperando para darnos, a mi hermano y al que escribe el último empujón. Los últimos kilómetros son emocionantes, el final es vertiginoso, bajo un aguacero impresionante llegamos a meta, un grupeto de 3 bikers que hemos ido relevándonos hasta el final. El tiempo empleado y el puesto es lo de menos, el reto esta superado, no es el afán competitivo, es el hecho de poder acabar esta prueba única, en mi tierra y con mi hermano.



A las 19  horas llega David, como un campeón, rebajando el tiempo del año pasado en 25 minutos, y logrando terminar una prueba que días antes parecía imposible. La ciática, alergia, mononucleosis y toda la serie de enfermedades que ha atravesado este año no han podido con él, ni siquiera el Soplao. Nos fundimos en un abrazo infinito, emocionante, es mi hermano gemelo, la persona con la que más disfruto de este deporte y con la que mejor me entiendo, no nos hace falta hablar, solo nos miramos y disfrutamos del momento.



Quiero felicitar a todos los componentes de la Peña de mi hermano por terminar la cicloturista, un 10 para ellos, también a Carlos, por intentarlo, a pesar de llegar falto de preparación y con una bici que apenas ha podido utilizar durante 1 mes. Tranquilo Carlos, el año que viene lo lograrás. A mi Peña del Trébol, con la que me siento identificado y a la que agradezco el poder transmitir mis pequeñas aventuras a través de su página.



Mención especial merecen mi mujer por su apoyo en las horas de entreno, y como a Teles, mi amigo y compañero del alma.



8 comentarios:

  1. Pablo que grande. Buenisima crónica, despues de leerte me dan ganas de coger la bici y pedalear. Todo un ejemplo.

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  2. Gracias Pablo por compartir estas vivencias con nosotros, con tu humildad y forma de sentir este deporte. Eres un GRANDE y con nivel de profesional. Lo de tu hermano David con sus mermadas condiciones es algo reservado a superclases, bravo Montaraz. Venga a coger fuerzas para el siguiente reto.

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    1. Pablo el Cántabro19 de agosto de 2013, 21:46

      jejeje gracias chicos, cuanto me queréis.

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  3. Aunque me cuesta reconocerlo yo también disfruto con tus retos cumplidos. Mua.

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  4. Aunque me cuesta reconocerlo yo también disfruto con tus retos cumplidos. Mua.

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  5. Lo dicho: Un crack por todo. Eres un ejemplo para todos nosotros, sigue así Pablo.
    El Gurú

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  6. Gracias guru me voy a poner rojo y gracias a mi senora esposa.

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  7. Juan lll. Pablo eres una maquina, da gusto leer tus relatos y disfrutarlos con tigo.Un abrazo chico.

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