23 de agosto de 2013
El Comanche visita su reserva
Hay una cita en el calendario, que no hay que perderse, esa es la carrera a pie Agua-Carbo. Es el sábado 17 de Agosto, empieza en un pueblo pequeño de la costa almeriense llamado Aguamarga, tiene escasos mil habitantes en invierno.
Allí estaba otra vez en la salida, con casi 500 inscritos, contando la prueba junior y la absoluta de 10 km. Me viene a la memoria lo jodido que he estado en el 2012, tras pisar un bote y doblarme el tobillo, en el km 17 de la maratón de Sevilla y correr hasta el 28 con un vendaje y dolor del carajo. Hasta que el tobillo izquierdo dijo basta, cuando era de doble tamaño que el derecho. Fisio, parón y el trauma “deja de correr el tobillo está hecho puré”.
Pero me inicié en el fabuloso mundo de las dos ruedas y junto a mi amigo SIUX, entramos en la maravillosa familia TREBOL. Con ilusión y buen ambiente, fui cogiendo forma y confianza. En cola de la ruta siempre hay mucha guasa, hasta que tenemos que subir una cuesta y el aire nos falta. Nunca pertenecí a club ninguno, pero allí estaba orgulloso con mi camiseta de “correliebre” y representando a mi club el TREBOL, en medio de un montón de olor a réflex y café de la plaza del pueblo.
Pistoletazo de salida, corremos por las calles del pueblo, salgo en cola del pelotón y con precaución. Hace 30ºC y una humedad que oscila entre el 85-90%, eso es calor del nuestro pero como si te metes en un maizal alto que no te deja evaporar el sudor, te ahogas y tienes que parar sofocado. Voy recuperando posiciones y empiezo la rampa de la chumbera, se suben sobre 100 metros en 1.5 km.
Buenas sensaciones, miro el pulsómetro y ya voy al 90%. La última curva de herradura se hace dura pero me uno a dos runners del club “Espartanos del Alquian” y vamos a buen ritmo. Veo atardecer en parque de Cabo de Gata, el tramo que más me gusta, alto y llano, te permite divisar la puesta de sol.
Llegamos al avituallamiento del km 4 en la playa de los Muertos y comienza la bajada. Con decisión voy aumentado el ritmo y afronto los últimos 5 km con un ligero viento de levante frontal, se agradece, recojo muchos cadáveres que pagaron el esfuerzo de las cuestas. Ya me encontraba a las puertas de Carboneras, y todo el paseo marítimo estaba lleno de gente animando a los corredores, como se vuelca este pueblo con su carrera, son 27 ediciones las ya disputadas, iba a por mí cuarta finalización.
Otro vistazo al reloj: 95% de ritmo cardiaco, pero no me apetecía bajarlo. Los últimos dos km se hacen en volandas con el público jaleando y subiendo las pulsaciones la meta está próxima. Enfilo la última recta y me emociono al ver a mi familia animándome, me espera mi pequeño Eduardo que se anima a acompañarme en los metros finales, es indescriptible su sonrisa y la sensación de felicidad que transmite. Cogidos de las manos padre e hijo, avanzamos haciendo aspavientos para que aplaudan más, cruzamos la meta y me fundo en un abrazo con él.
La organización estuvo de diez, la carrera bien señalizada y pendiente de ti en todo momento. Al final una macro-fiesta como Dios manda con bolsa del corredor y barra libre de todo: bocadillos, bebidas y comida. Nada de tickets. Cada año se superan.
Dedicado a mi familia y a todos los tréboles que les gusta correr a pata, nos vemos en la media maratón de Villanueva amigos.
Comanche.
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Martillo Pilón.Hola Fofi me algro un montòn de verte por fin disfrutar corriendo, nos vemos en la mdia de Villanueva. Agur correliebre.
ResponderEliminarEnhorabuena Fofi, eres un campeón, sobre 2 patas o sobre 2 ruedas. Bonita crónica, sobre todo la entrada con Eduardo en Meta. Espero verte pronto.
EliminarEnorabuena de tu amigo micromachine,nos vemos pronto.
ResponderEliminarGracias torpedos, con vosotros todo esto es más fácil y divertido.
ResponderEliminarQue buena crónica Adolfo y mejor experiencia. Ya nos caneas con la bici y corriendo no te digo. Cuando vuelvas ya daremos pedales juntos, y no te piques mucho...
ResponderEliminarGracias hermano, pero a tu "Macario", no hay quien la siga.
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