Fecha: 26 de Febrero de 2012
Distancia: 48 kms.
Ruta: Riberas del Zújar y Guadiana
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Crónica
Hoy el espectáculo no estaba en Villanueva de la Serena, estaba en Miajadas, se disputaba la “Ruta de los Ríos”, una clásica para algunos tréboles que ya han ido en anteriores ediciones y que hoy ha sido masivamente declarada como la ruta de los tréboles, pues han ido en tropel… lo que hacía suponer que hoy íbamos a tener una ruta de cuatro tréboles desertores de Miajadas, pero no fue así.
Llegaba al sitio de las quedadas cuando Juan Imedio y mi compañero Julián estaban ya en el lugar. Poco a poco se fueron incorporando más tréboles, pero hubo un par de sorpresas mayúsculas: la primera, Carlosbiker que ya se había apuntado para Miajadas, pero sus quehaceres profesionales se lo impidieron, y otra, la de nuestra Bestia, que empieza a sufrir el “mal del casao” y es que le empiezan a atar en corto y no se pué con tanto. Además se nos unen un par de “crusaítos”, mi cuñao Diego y Migué, con lo que formábamos al final un pelotón de nueve o diez unidades –ya lo contaremos en la foto- La ruta de hoy, era suave, así que la alargamos un poco más y le metimos al final la subida al cerro frente al Castillo de la Encomienda, el que nos enseñó la Bestia.
A buen ritmo, ibamos hablando de nuestros asuntillos, cuando a la altura de la ermita de la Aurora, aparecen dos atletas de “Villanueva corre… y mucho”, que ya habían madrugao más que nosotros, ésta es una peña de gente aficionada al atletismo de media y larga distancia que nos tiene secuestrao a nuestro “Irrepetible”, al cual aprovechamos para mandarle un saludo y espero que pronto se le cure el “síndrome de Estocolmo”, bueno sí, ese, ya sabéis. Por cierto, recuerdos también para nuestro “Desgastador” que lleva desde entrado el año, una ausencia forzosa…. ¡cómo echamos de menos esos menús deconstruidos que te gastabas!, ha desaparecido cuando cierra El Bulli, no sé, no sé, pero algo me da que hay algo en común.
Cuando cruzamos el badén de Entrerríos, que lleva hoy un poco más agua de lo habitual, nuestros queridos pinrreles sufren una bajada de temperatura que nos encoge alguna parte de nuestro cuerpo, es febrero y esto no se agradece. Giramos hacia el camino de la derecha, evitando el pueblo y comprobamos cómo los caminos han mejorado considerablemente, ya no hay subidita con esas pizarras que afloraban del suelo como cuchillos jamoneros.
Ahora nos dirigimos hacia el Guadiana y trazamos el camino paralelo al río hasta llegar a la carretera de Valdivia, donde vadeamos el río por los badenes y para alargar la ruta, tomamos el camino de la curva, vamos con tranquilidad y a buen ritmo. En la subida hacia el canal, espero a mi compañero de trabajo y aficiones, Julián, al cual le comunico que acaba de ser bautizado, a partir de ahora le llamaremos “Garçon”, por su afición y devoción por la lengua gabacha, a pesar de lo mal que nos tratan estos galos, y en su lengua les diremos,- corrígeme si me equivoco, Garçon-: “Vous organisez des courses, que nous les gagnerons”. Ahí queda eso.
El caso, es que a la altura de Valdivia, La Bestia, se tiene que ir para casa y no se fía que le contemos los kms. de hoy, así es La Bestia. El “crusaíto” Migué, nos dice que hay un circuito de teledirigidos, que nos comamos el bocata allí, nos ha traído engañaos hasta el circuito y allí nos ha echao una charla sobre el mundillo de los teledirigidos que nos ha amenizao la comida. Como hoy ha faltao Hita, la Justi y Juan Emilio, el crusaíto Migué nos ha hecho la foto para inmortalizar nuestra salida.
De nuevo a los caminos, buscando el Castillo de la Encomienda. Hoy, hemos evitao pasar por la finca de frutales, que la última vez hizo estragos en nuestras queridísimas burras y donde nos contaminamos de pinchazos a mansalva. Como los crusaítos no habían subido la cuesta del cerro, pues hoy les hemos llevao. El recorrido es: salto de la cancela- ojo con los cataplines-subida a la bici- subida empedrá-pequeña bajada-pequeña subida-cuesta final. Por supuesto, los crusaítos marcan ritmo con nuestro incombustible Carlosbiker y Guisi, que hoy se nos ha unido. Dándole vueltas a la quijotera, les comento a los crusaítos, que el nombre no viene de la Cruz del Río, ni de la Cruz estampada en pecho y espaldar, viene del cruce de hombre y cabra que engendra esta estirpe de escaladores aceleraos brutales, cómo suben estos niños.
Terminamos la ruta con cuarenta y ocho kilómetros y una hora espectacular de llegada: ¡las doce de la mañana! y es que últimamente ni incidentes ni pinchazos ralentizan la jornada.
Como todos tienen algo que hacer, Imedio y el Gurú se despitan y visitan a Flore en la piscina climatizada, donde nos echa un par de gordas, mientras el Villanovense-Cacereño disputan tapia de por medio el partido de la jornada, pero nosotros sentaítos en la terraza, con un sol que ya calienta, seríamos capaces de estar así… por lo menos un par de horitas. Joé, que agustito.
Bueno, lo dicho: hasta Cornalvo, correliebres.
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