18 de septiembre de 2011

Dos son compañía, tres son multitud y ¿treinta y uno, que carajo son?



Fecha: 18 de septiembre de 2011
Ruta: La Serena (Magacela-Campanario-La Coronada)
Distancia: 54 kms.

Crónica de la ruta
Entiendo los recelos de algunos tréboles que me comentaban a lo largo de la ruta, “que esto ya no es lo que era”. Esta frase se convierte en una obviedad teniendo en cuenta que si miramos hacia atrás, un año quizá, nuestros primos Los Kñas nos acogían gustosos para compartir una ruta con nosotros –tres-. Siempre he dicho que la Peña “El Trébol” será lo que los tréboles queramos que sea. No es patrimonio de nadie, ni siquiera de los asociados, es fruto de la unión de todos aquellos cicloturistas que de alguna forma salían: solos, acompañados de un amigo, pertenecientes a otras peñas, conocidos, amigos, cuñaos, ciclistas de asfalto… Y eso es lo que nos hace ser una peña, como diría yo… peculiar.

Sin embargo, sé que algún día toda la fiebre se convertirá en normalidad o si no, como hacen los del mercadillo: “recogemos el chiringuito y volvemos a nuestros cuarteles de invierno”. Pero no me digáis que no se disfruta con la gente y aunque –inevitable por otra parte- haya determinados momentos de acelerones, el clima de afición a este deporte es increíble.


Bueno, una vez hecha esta reflexión, paso al asunto que me trae: la crónica. Me váis a permitir que vaya dedicada a Carmenchuli, y la personalice en ella. Una amazona entre treinta y un jinetes y encima el que suscribe esta parrafada le provoca una caída, manda güe… Carmenkaña, espero que sepas perdonarme, tengo un cierto resquemor que me hace culpable de tu caída, además de un moratón en la uña de mi dedo meñique y una incapacidad transitoria para presionar las teclas a, q y z del ordenador. Lo siento.



El Paseo del Ferrocarril se está convirtiendo en un hervidero de aficionados a esto de la bici los domingos por la mañana. Si de esto se entera algún empresario avispado, seguro que pone un tenderete con bebidas isotónicas, orejones, nueces y pasas y… se forra.


Hoy sí, pensaba, hoy nos vamos a juntar unos pocos. A la primera que saludo es a Carmenchuli, sentada en uno de los bancos de la quedada. Allí estaba con su Blackberry consultando la pantalla. La saludo… y mientras empieza a salir gente por tós laos. Los Kañas que vienen en grupo; desconocidos hasta hoy por mí –y a los cuales sigo desconociendo, al menos de nombre-; y otros más conocidos, etc. Cuánto hemos echado de menos a Lobosolitario tomando declaración uno por uno.



Dirección Magacela vamos ocupando el camino. La próxima vez habrá que avisar a la Guardia Civil, ¿podrías hacer algo en esto, Gallego? o Protección Civil. Hay un ligero airecillo que nos acompaña. El Coronel me comenta que este airecillo se convertirá en aire cuando nos volvamos de vuelta hacia Villanueva. Mi burra, que ya me avisó en domingos anteriores, hoy me ha dicho: “anda y vete a ver al Dottore”. Cada vez que subía una cuesta, sonaba el clac-clac del plato mediano, es consecuencia del desgaste, de eso sabe mucho el Desgastador. Bueno, es lo que hay, pero vamos, que ya que me he levantado tan temprano, no me voy a dar la vuelta.



Esperando tenía a mis compañeros antes de pisar la carretera. Al pasar por Magacela, la poca gente que había nos miraba con cara de incredulidad. “Ostia, ¿hoy pasaba la vuelta a Extremadura, por aquí?”. Por una carretera secundaria o terciaria o quizá del Cuaternario nos lleva hacia Campanario. En cabeza, un grupillo que va un poco picado, sale a tomar por cu… Chachooooooo que os habéis pasado, que hay que torcer a dereita. Camino hacia La Mata, llega el pelotón después de haber subido la cuestecilla que corona el cerro –es La Serena-: inhóspita, dura, sinuosa, pero preciosa.




Allí le echamos un vistazo al plato y le diagnosticamos su enfermedad: tiene que pasar la ITV, ya. Grupos de ciclistas departimos unos con otros: unos sentados, otros de pie, unos comiendo, otros bebiendo, unos posando para la foto y otros fotografiando. Es un ambiente espectacular. Foto de grupo, cortesía de Cristina, que ha sustituido a Loli, nuestra Loli, a la cual la hemos echado de menos. Amablemente sale de su garita para congraciarse con este grupo de domingueros.



Vamos hacia Campanario y el plato ya no dice clac-clac, dice ¡clac-clac-clac y clac! Así que La Bestia me acompaña como un escudero para hacerme el camino más grato. Llegados a Campanario, cruzamos la carretera y giramos hacia el camino que sale a nuestra derecha. De nuevo La Serena en su esplendor, el secarral inhóspito, que nos recuerda a Cogolludo, pero con algunos grados menos. Ahora meto plato grande y juego con los piñones, voy mejor. A buena marcha llegamos a La Coronada.



Al atravesar el pueblo, El pequeñosaltamontes, pega un salto que nos acojona a tod@s. A la altura de la carretera que bordea La Coronada, una riada de moteros pitan, saludan y encienden sus faros, nosotros correspondemos a los mismos saludando, pues nos falta el pito; y faro, tampoco llevamos. Tramo por los olivares donde se acelera un poco hasta llegar a una finca privada que es otro secarral. Una vez saltado el cable de acero, de éstos que sirven para cazar dragones, volvemos a ponernos en marcha.


Aprovechando que Carmenchuli pedalea a mi lado, le pregunto por Sara –la otra kña- y en esto que tanto nos juntamos que la única amazona se va al suelo, ella se lleva la peor parte: magulladuras en brazo y pierna izquierdas. Yo me llevo un pellizco en el dedo meñique e Induráin, me lo “entablilla” por si acaso. No sé que hubiera pasado si la llego a preguntar por Moraski… Carmen: me supo mal que pa una vez que nos juntamos sea el causante de tu accidente.


En el suelo la ví como una buena corredora de sanfermines, pues se llevó las manos a la cabeza ante la embestida de tanto cabestro y toro bravo –sin ánimo de ofender-. A Teles casi le cuesta un disgusto esquivarla, pues casi se como el alambre del cercao. Ahora subimos, pero Juan III, pincha. Parón de nuevo. Bajamos hasta la otra parte de la alambrada, cuando se escucha un disparo: ¿temporada de patos o de conejos? Qué va, es Juan III, que ha reventao la cámara, yo me he vuelto a subir la cuesta para ver qué es lo que había pasado atrás.

Al final nos quedamos El Irrepetible, Teles, Imedio y El Gurú. A Teles le digo que tire palante, pues Imedio se ha parado para atornillar bien su sillín. Cierro la cancela y los tréboles han tomado tal distancia que no se ve ni el polvillo que suelta su rodar. Poco a poco a la altura del Canal damos alcance a El Irrepetible y a Teles, que llevan un pedaleo cadencioso para hacer más llevadera la espera. Los cuatro llegamos al final del Canal donde ya se disuelve el grupo. No nos dio tiempo a despedirnos, pero aprovecho para hacerlo ahora.


Como la aventura se nos ha quedado pequeña, decidimos adentrarnos en uno de los altares treboleros, El Acuario, donde enjugamos nuestra sed con un caldo bien frío de zumo de cereal.
Esta ha sido una jornada brutal, por cuanto la fiebre no baja de temperatura.


Agur, correliebres y como diría nuestro endocrino, esto no es como empieza sino como termina. Agggggg, ¡qué fresquita estaba!

5 comentarios:

  1. Esto es poder de concentración, y no lo de los políticos.

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  2. El éxito siempre tiene una explicación, en este caso varias:
    - La simpatía y disposición de los miembros fundadores, especialmente a la hora de invitar a pedalear a los que habitualmente lo hacen solos.
    - La frase ¡Esperamos al último! también anima mucho, sobre todo cuando se hace de verdad y sin que a nadie le parezca mal.
    - El blog, muy vistoso y entretenido, fundamental para estar al tanto de todo lo relacionado con la peña y comunicarse.
    A algunos les puede asustar el incremento del número de simpatizantes/socios, con más gente lógicamente aparecerán situaciones que ahora van a ser más difíciles de resolver, pero creo que es mucho mas motivante encontrarse el lugar de salidas repleto de gente.

    Colmenareño.

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  3. Hola Trebolillos: Soy un componente de la peña Los Perrigalgos, de Santa Amalia. Me alegro de que vuestra peña siga engordando; a nosotros nos está pasando lo mismo. Y es que esto del pedaleo no solo imprime caracter, sino que, además, crea tendencias, amistades... dependencia, y muchas cosas más.
    Deciros que sigo cada semana vuestras andanzas.
    Saludos de un Perrigalgo.

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  4. Buenas, perrigalgo:
    ¿No serás por casualidad, Diego? En cualquier caso la última vez que nos vimos en la ruta de Cogolludo, me dijo sobre una ruta que tenéis por ahí para hacerla juntos.
    Coméntaselo en caso que no seas.
    Un saludo.
    El Gurú

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