31 de julio de 2011

Peregrinación de pecadores



Ruta de las 4 ermitas:
La Antigua-Los Remedios-Sta. María del Zújar-La Aurora.
Distancia: 57 kms.

Crónica de la ruta
Después del paréntesis de Santiaguito, los tréboles volvimos con nuestras andanzas. Reconocidos pecadores impenitentes, hoy nos propusimos volver al redil y visitar a las Vírgenes Marianas de nuestros alrededores. Amén.

Hoy nos juntamos el número mágico de los Tréboles: Tres Tríos. El Desgastador tenía problemas con el freno hasta que entre los consejos de La Bestia y el buen desfacedor de entuertos -Sr. de los Anillos- pudieron remediar en parte, la avería. Gracias a esto, Micromachine pudo llegar a tiempo a la parrilla de salida.



Enfilamos los caminos de La Haba y de nuevo nos tuvimos que introducir en el agujero negro que pasa por debajo de la nueva carretera. Fuimos engullidos por un tubo de hormigón lleno de recuerdos de anteriores moradores, a los cuales les llegó el apretón en plena faena. La primera etapa de esta mística ruta nos llevaba hasta La Antigua. Dos perros ovejeros nos aguardaban y les mirábamos con recelo cuando abrimos la cancela de la finca "El Montecillo", apretaos como en el metro de Nueva York pasamos todos juntos este pequeño trago.


Los caminos son buenos y llegamos así para buscar la segunda ermita: Los Remedios, en Magacela. Más perros por los caminos, y cada vez más grandes, mastines que no se atreven con las canillas de los tréboles, pues vamos pedaleando uno encima de otro: como los músicos de Bremen. Llegamos al pilón que hay en la parte baja de Magacela, alguno de los nuestros nos amenaza con subir al castillo, pero no hay arrestos. Micromachine nos confiesa que va a hacer este finde "El camino a la perdición" con sus ¡100 kilómetros!, con un par.

Dirección a La Coronada en busca de la tercera ermita: Santa María del Zújar, pero antes caminos arenosos y parada en medio de la vía del ferrocarril, para darle más emoción al tema. Atravesamos el ya famoso puente de piedra y enfilamos un camino de subida constante hasta culminar en el olivar que nos lleva, camino abajo, hacia el pueblo. En la parada anterior, en el pilón, hicimos un breve avituallamiento que no fue sino ¿no es mu pronto?, en fin que aquello se convirtió en un quiero y no puedo, ni chicha ni limoná, que nos quedamos sin comer; es el voto de pobreza al que nos somete la ruta. Así que en La Coronada que es dónde previsiblemente íbamos a avituallarnos pasamos por el pueblo como los americanos en Bienvenido Mr. Marshall. Así que de nuevo por esos caminos y se empiezan a picar delante, se desatan las hostilidades hasta llegar al Canal.


Algunos nos han confesao que han desayunado poción mágica, pero que no desvelemos el secreto en el blog, así que así lo hago. Tan solo decir, que cuando escuchamos lo que se había metido pal cuerpo, nos descojonamos.


En fin, que la ruta iba camino de Villanueva canal alante, con algún que otro apretón en la marcha, cuando al Desgastador se le ocurre proponer una variante. Si algo tienen las variantes, es que al final la cagamos. Con tanto cambio me estoy volviendo conservador, bueno ¡joé, eso nunca!. En fin, que nos desviamos hacia el Quinto Coto y a la altura de la perrera muncipal nos salen 100.000 canes, lo cual hacen que volvamos atrás y accedamos al Centro Medioambiental subiendo la cuestecilla, pero ahí el barro nos espera: un maizal cercano que ha sido regado recientemente, hace que nuestras impolutas equipaciones pasen del blanco al marrón, por arte de magia (como pa no creer en los milagros con tantas vírgenes en el camino).

El caso es que llegamos a la cuarta ermita, la de la Aurora. Allí mis compañeros se encuentran con Haykesperarle que va en coche, el cual se encuentra missing desde hace varias salidas. Micromachine y el Sr. Trébol han tirado por otro camino y al poco se nos une El Desgastador. El reagrupamiento tarda en producirse y nos enteramos que el Irrepetible ha caído cuneta abajo. Seguimos por caminos arenosos que hacen que patinemos constantemente, como en una pista de hielo. Salimos al fin a la circunvalación, ¿falta alguien? Espera uno, dos, tres... ocho, posí. De nuevo la mala suerte se ha cebado en el Irrepetible, que viene con cara de desesperación y un pinchazo en la rueda trasera. Juan Imedio también pinchó, menos mal que estamos en Villanueva.

Al final y para despedirnos algunos hasta la nocturna, nos tomamos un par de rubias en El Acuario.

Hasta la próxima correliebres y recordad que cedo la crónica a cualquiera que el próximo domingo salga. Lo dicho, agur.

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