Ruta: Villanueva – Medellín
- Rena
Fecha: 19 de julio de 2015
Ruta
nueva la de hoy. Bueno, más bien una modificación de una de las fijas en el
calendario, la de Medellín y su temible recta de gravilla. Pero… esta vez la
ruta fue trazada por nuestro compañero Teles, y ya se sabe, son toda una
aventura.
Hoy
nos acompañan bikers de nueva compañía para hacer un total de 18 individuos,
que comenzamos la ruta enfilando el inicio de la
Vía Verde. Pero… no llegamos ni a
comenzarla cuando tenemos nuestra primera parada. ‘Jamilton’ pincha o venía de
casa pinchado. Fuera lo que fuera procedemos a cambiar la cámara de la rueda.
Pero…
¿no era fantástico lo de llevar una cámara con gel anti-pinchazos?... ¿anti
qué? Anti-limpieza porque lo pone todo pringao de pasta verde (cubierta,
guantes, manos, bolsillo, etc). Detalle que nos hace reflexionar y valorar
económicamente y tiempo empleado si es mejor a cámara pinchada, cámara
comprada, o a cámara pinchada, comprar kit de parches y parchearlas.
Medio
siglo después retomamos el camino y nos agrupamos. No hemos comenzado la ruta y
ya vamos notando el calor. Llegado al puente de la
Vía Verde sobre el Guadiana esta vez
seguimos por el camino de tierra que bordea el río en vez del habitual.
Mi
bici iba que parecía un caballo en la
Feria de Sevilla, sonando cascabeles en cada bote de daba con
las piedras o baches. Pero… en una de las paradas para inflar algo alguna rueda,
‘Tornibiker’ me quitó las campanillas con tan sólo apretar un tornillo. ¡Macho,
es que te ganas el apodo a fuerza!
Casi
sin darnos cuenta nos metimos en los caminos que nos llevan a Medellín. Sí,
esos caminos de gravilla que nos consumen los ánimos por pedalear y parecer que
no avanzas ni se termina. Pero… esta vez no fue así y eso que llevábamos desde
que salimos con el aire en contra.
Llegados al socavón de tierra de la vereda junto al
río parece mentira que tengamos que seguir diciendo la frase “bajad por aquí”.
¡Con las veces que hemos pasado!. Pues así y todo y cuando ya habíamos bajado
la bici y yo el salto de tierra que hay, no tengo otra idea que mirar hacia
atrás para hacer una foto y noto que dejo de sentir la tierra elemento bajo mis
pies y como todavía en el siglo XXI seguimos necesitando tener al menos un pie
apoyado en el suelo y yo no lo tenía, caigo con todo mi ser en el socavón. ¿Ésa si
que era la foto del día?
Gracias
que las raíces me amortiguaron, me repongo, levanto la cabeza como si no
hubiera pasado nada y otro lugar nuevo donde vuelvo a dejar la huella de mi
lomo (y no viceversa), me incorporo al camino.
Llegados
a Medellín, paramos en un parquecillo que hay en el desvío del puente que
inicia la subida al Quito Cecilio. Como algunas unidades decidieron subir al
castillo aprovechamos para realizar la parada para avituallamiento y foto de
grupo. Pero… ¿dónde se ha visto un parque sin asientos ni papeleras donde tirar
basura? Pues, allí mismo. A sentarse en el suelo, y los restos de comer al
bolsillo.
Volvíamos
de nuevo al camino, pero… se acentúa mi penar de hoy. Si antes había sido las
“campanillas” que sonaban bajo mí, ahora iba a ser la rueda trasera que perdía
fuelle. Parada para insuflar aire a ver si aguanta la cámara. Pero… esta acción
la tuve que repetir otras cinco veces. ¿Por qué? Porque mis compañeros se
empeñaban que inflando de nuevo, esa rueda aguanta hasta casa.
Del
resto del camino no puedo contar nada más. Sólo recuerdo que pasamos por Hernán
Cortés, Rena y volvimos por la
Vía Verde. Mi cabeza estaba pendiente del grado de
aplastamiento de la cubierta trasera y del momento que me tocaría el volver a
inflar, que seguro que esta vez duraba hasta casa.
Pero…
finalmente llegamos a casa y para coger un poco de aire nos tomamos algo en el
lugar que suele ser habitual. ¡Que ironía!
Por: Carlos (Induráin)
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