21 de octubre de 2014

Las Villuercas


Ruta: Las Villuercas
Distancia: 45 kms.
Fecha: 5 de octubre de 2014


Crónica

      Hoy toca madrugar, el Trébol nos saca de paseo a las Villuercas. En Guadalupe nos juntamos 10 tréboles y dos compañeros de fatigas más (Ángel y David) deseando pedalear y quitarnos el frescor de la mañana.

      Salimos de Guadalupe dirección vía verde y durante tres kilómetros de calentamiento-relax vamos llaneando y marujeando, pero toca dejar la vía verde y de sopetón nos encontramos con un repecho de esos que quita la respiración, ahora ya ni un trébol habla y mira que eso es raro.
      Seguimos en un continuo sube y baja, bastante llevadero, viendo paisajes distintos a los ya conocidos de nuestra querida Cabra. Nos reagrupamos en la ermita de Santa Catalina, alguno aprovecha para comer y así coger fuerzas para lo que nos espera en el resto de ruta, que por ahora no ha tenido dureza.
        Bajada vertiginosa y rápida hasta la carretera de Guadalupe. A partir de aquí es donde merece la pena, un paisaje impresionante, una delicia ir con la bici por esta zona. Durante cuatro  kilómetros vamos por el arroyo de Guadalupejo, siempre rodeados de sierras y árboles hasta llegar a la presa Ruta de los Molinos, sólo por este tramo vale la pena esta ruta.
      Parada en la presa se reagrupa y comemos, vamos a buen ritmo, esperando ver esa dureza que tanto se decía y que todavía no había aparecido. Con la panza llena seguimos nuestro camino, siempre guiados por nuestro incansable Teles. Ahora es un continuo subir, con poca pendiente pero siempre subiendo. Llegamos a un cruce en el cual Teles nos dice que a partir de ahí empieza lo duro y quien quiera puede desviarse y llegar a Guadalupe, nadie se va, todos queremos ver esa tal Villuercas.
      Ahora empieza lo bueno, primeros rampones entre el 17-20 % que hace que más de uno eche el pie a tierra, seguimos subiendo por una trialera, por lo que me cuentan es la ruta del Onceno, hasta el Humilladero. A partir de aquí todo es asfalto en muy mal estado. No hay descanso hasta arriba, se acabaron los chascarrillos, cada uno va a su ritmo, es una subida dura y muy larga, aunque para algunos con el ritmo que llevaban parecía que era llano. Subiendo durante tanto tiempo piensas más de una vez por qué estás ahí, con lo a gusto que estarías en casa o paseando por el pueblo, pero es tal nuestro nivel de masoquismo que seguro que el año que viene volveremos, como han vuelto una avanzadilla trébol que exploro el año pasado estos terrenos y los que hicieron la Titan-Villuercas. Si es que en esta peña hay sitio para todo tipo de “animal”.
       En la cima está la recompensa, se te olvidan todos los males y ya no te acuerdas que te has dejado piernas, corazón y pulmones en el trayecto. Todos los tréboles disfrutamos de unas impresionantes vistas de la zona, charlamos, comemos y bebemos, sabiendo que ya está todo el trabajo realizado, ya sólo nos queda bajada ¡y que bajada!, 15 kms. seguidos, una gozada.
      Llegada a Guadalupe, en la cual esperan algunas sufridoras mujeres de nuestros tréboles, todos con una sonrisas de oreja a oreja, deseando comerse una buena morcilla y deseando que esta ruta se convierta en una clásica en el calendario Trébol

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