5 de julio de 2014

El milagro del jamón y las cervezas


Ruta: Las 3 cuestas
Distancia: 50 kms.
Fecha: 29 de junio de 2014
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Crónica
Desde que comenzamos a dar pedales no había otra cosa en nuestras mentes: un jamón y unas cervezas nos esperaban en el Quinto Coto, donde nuestro Martillo Pilón había sido enviado allí como avanzadilla treboliana.


Domingo de finales de junio y con una temperatura estupenda con un airecillo que contribuía a esa sensación de calma chicha a la espera de lo que esté por venir, que no puede ser sino calor, a no ser que como dice Sabina: “Más raro fue aquel verano que no paró de nevar”. Despiste de unos pocos que iban en sus cosas nada más salir, y hubo que esperarlos para iniciar los caminos hacia La Haba. Había ganas de cachondeo –como siempre- y algunos incitaban a otros a tomar el camino equivocado cada vez que había una bifurcación.



El grupo permanece compacto hasta llegar al Puente de la Pared sin ninguna incidencia que resaltar. Así hasta el Cruce de las Cagalutas o por otros conocidos como Crossing the Cagalutas. Allí y una vez reagrupados hubo un amago de sacar bebidas y viandas, a lo que otros conminaron en el siguiente punto de encuentro una vez superado el camino roto. Se hace complicado ir sorteando pedruscones, bancos de arena, matorrales, raíces, fosas comunes y propias y un sinfín de dificultades que lo convierten en una carrera de obstáculos donde permanecer encima del sillín ya es un logro. En un intento por esquivar una de esas brechas del suelo me veo fuera del sillín, como disputando un sprint final en la foto finish. Yo no quería, pero el culo lo tenía en vilo. Induráin no tuvo tanta suerte y dio con su rodilla en el suelo, aunque sin excesivo daño para el bicicleta.

Ahora sí, a la sombra de un chaparro nos arremolinamos todos para comernos el plátano, cada uno el suyo por supuesto, aunque hubo algún intento de comerse el ajeno –me consta-. Enfilamos hacia las chumberas, pasando cada uno como quiere y puede el paso empedrao, ascendiendo hacia el cruce de Cabezarredonda. Nos quedamos el trío de cola, Induráin, el Presi y el Gurú, para tomar los polvorientos caminos de las tres cuestas, mucho menos exigentes en este sentido, hasta llegar al chaparro solitario junto a la carretera del Valle, donde nos esperaba el pelotón bajo su sombra bienhechora.



Poquito de carretera para serpentear caminos y ascender por la cuesta del barro rojo y toparnos con el eucaliptal, hoy aserrado y lo que quedan son pequeños eucaliptos que como buenos galos se resisten a desaparecer. Con plato grande buscamos las bajadas hacia la carretera de las Cruces en busca de las cervezas y el jamón. La hora es estupenda y mientras no ocurra nada vamos a llegar de lujo. Buscamos la sombra del Santo Jabero para inmortalizar el grupo y alcanzamos así Don Benito. La última dificultad la pasamos ascendiendo la pendiente de Muebles Ávila, donde nos decimos hasta luego. Son las 12:10. ¡Increíble! Podíamos denominar a esto el milagro del jamón y las cervezas, que han hecho que acelere nuestro ritmo y llegar a una hora prudente.



Ducha rápida y a recoger bártulos donde disfrutaremos de un día estupendo. Martillo Pilón, como un náufrago nos espera desde hace un buen rato: se ha confeccionado un escobón y ha limpiado todo el tinglao para que disfrutemos de un espacio pulcro. Gracias. Quizá el único pero del día: el Quinto Coto está hecho una mierda auténtica y mira que he visto muchas, pero como la de ayer hacía mucho que no la veía. Culpa del que lo ha usado y del que lo tiene que mantener. Guarros los que han pasado por allí y no han recogido sus inmundicias y guarro el Ayuntamiento por permitir tenerlo en esas condiciones.
:(



A pesar de todo, ambiente de lujo: cervezas, vino, panceta, refrescos, jamón, pinchitos, tortillas, café, tarta, sandías, licores,… fueron desfilando delante nuestra, parando en nuestras barrigas bien satisfechas. Jornada para disfrutar con la familia, que soporta nuestras ausencias todos los domingos. Estuvo muy bien en compañía agradable. Gracias a todos por vuestra colaboración, pues sin ella nada de eso hubiera sido posible, donde cada uno aportó lo que consideró oportuno y todos lo pudimos disfrutar.

Agur correliebres y que la próxima sea con gambitas el día de la lotería.

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