4 de abril de 2012

II Clásica de Guadalupe (Ruta del Orgullo Trébol)



Recorrido: Villanueva de la Serena-Guadalupe
Fecha: 1 de abril de 2012 
Distancia: 85 Kms.

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Por fin había llegado el día para una de las rutas “reinas” del calendario treboliano. La noche se había hecho corta (a algunos por motivos extraoficiales) por la hora de quedada, las 7:15 h., por lo que como muy tarde a las 6:30 h. en pie.

A la hora acordada y aún de noche nos vamos agrupando en el lugar habitual todos los tréboles asistentes. La sombra de la lluvia sobrevolaba y era el tema de conversación en el tiempo de espera de rigor. La lluvia y el foco de luz frontal con el que se presentó Abel ‘El Coronel’ que parecía el foco con el que llamaban a Batman en Gothan City. Otros se conformaban con la lucecita roja del piloto trasero o del casco.

Todavía con el sol sin aparecer comenzamos el largo trayecto que nos esperaba poniendo dirección al inicio de la Vía Verde (jejeje, perdón, siempre me entra la risa cada vez que digo lo de ‘Verde’). Bajando la rampa de incorporación a la Vía nos esperaban 2 tréboles más, 16válvulas y no sé quien era el otro (como Dinio: “la noche me confunde”).

Sin embargo, algo no comenzaba bien. Lobosolitario tuvo que volver a ‘boxes’ para revisar un ajuste al parecer en el eje del pedalier. Le acompañaban Haykesperarle y El Cuñao. Iríamos tranquilos y ya nos cogerían. A la altura del apeadero de Rena nos alcanzaron. Por lo visto, Lobosolitario no lo consigió y tuvo que quedarse en casa con el consiguiente cabreo, seguro. Pero sabíamos que no se resistiría a acompañarnos en coche parte del camino.

 


Como no llevaba iluminación, seguía las pequeñas luces rojas que se encendían y apagaban delante mía, aunque ya comenzaba a aclarar el horizonte. El tiempo era fresco, aunque no tanto, pero 16válvulas, que necesita una temperatura de 20ºC para funcionar bien, iba acordándose de las partes de su cuerpo que tenía congeladas. ¡Que exagerado!

La primera mitad de la ruta era sencilla, seguir la Vía Verde hasta el primer punto de avituallamiento situado en la vieja estación de Madrigalejo. Hasta llegar allí pudimos comprobar la vegetación que se levantaba y se cruzaba en nuestro camino: zarzas secas con infinidad de pinchos, ramajos, etc., de las cuales se hacían eco nuestras vestimentas y nuestras propias carnes. Hasta tal punto es el descuidado de dicho tramo que, por donde debería haber pasado el ancho de un tren, debíamos ir en fila de a uno para evitar engancharnos en alguna rama.

Para el trayecto habíamos “contratado gratuitamente” el apoyo logístico del avituallamiento y asistencia de Pablo, amigo de trébol, el cual aprovechaba cada intersección y bifurcación para realizar reportajes fotográficos a los que pasábamos dando pedales.

Nos fue acompañando por toda la Vía, pero… pero, cuando se le esperaba que estuviera en el primer punto de avituallamiento (Madrigalejo, km. 30) no estaba allí, por lo que cada uno tuvo que coger los víveres que llevaban desde casa. Avisados estábamos.

Pero... ¿dónde estaba Pablo? Nuestro querido Pablo dejó al descubierto que no fue a clase de matemáticas el día que explicaron lo de: “Si un tren sale de Badajoz dirección a Madrid a 25 km/h y otro de Madrid dirección a Badajoz a 60 km/h, ¿dónde se encontrarían?”. Solución: pues en Madrigalejo, o eso queríamos. El motivo, que se fue a tomar un café al pueblo porque no creía que llegaríamos tan pronto a allí.

 


Reponiendo fuerzas y continuación hacía Logrosán, siguiente punto de avituallamiento, km. 58 de la ruta. Camino engañoso pues parece llano pero que viéndolo bien es una muy tendida y continua ascensión, dejando atrás los hierbajos y adentrándonos en caminos más despejados pero con otro de los elementos que cualquier biker que se precie debe luchar por esos caminos de Dios: las cagalutas de ovejas, y de demás animales vivos.

Aunque el mayor riesgo no es para quien pase sus ruedas por encima de alguna de ellas, sino más bien para quien va detrás pues se suman las velocidades: la velocidad con la que vas rodando hacia delante y la velocidad con la que es despedida hacia atrás por la rueda trasera del que te antecede. Vamos, que no sólo toca hacer eslalon sino también movimientos de torsión tipo los que hizo Neo en Matrix, y lo más importante, respirar por la nariz con la boca cerrada, entenderéis por qué, no era la hora de la comida.



Por el camino podrían verse preciosos parajes, y digo podrían porque a la velocidad a la que se rodó desde que salimos de Villanueva, verse se vieron, pero observarse, no, y disfrutarse, menos. Y así se lo hice llegar a algunos de mis compañeros que me dieron la razón.

A medida que llegábamos a Logrosán comenzamos a cruzarnos con algunos lugareños: los cicloturistas que van en sentido contrario, la chica que corre, el viejecillo en un coche sin carnet, una avestruz que nos mira pasar detrás de una verja, …

Una vez llegado al punto de reagrupamiento allí estaba, sí, y no era la Puerta de Alcalá, sino el coche de avituallamiento. ¡Enhorabuena! se ha resuelto el problema matemático. Nuevo tiempo para comer, comentar nuestras experiencias con las cagalutas y para algunos, tiempo la limpiar un poco de dichos restos a las monturas.

Ahora comenzaba la mejor parte del trayecto. Dejábamos la Vía Verde (jejeje, perdón) y nos adentrábamos en caminos de sube-baja, algunos con fuertes repechos del 9% y del 12%. Siguiente destino Cañamero, no sin antes hacer un agrupamiento en una gasolinera que permitirá hacer dos cosas: la primera, eliminar peso dejando en el coche de apoyo ropa o mochilas que nos empezaran a pesar; y segundo, para que el Sr. Presidente (Sr. de los Anillos) nos diera unas indicaciones a seguir a la llegada a Cañamero. Por cierto, a la gasolinera se llega después de una fuerte subida, mitad tierra, mitad cementada, que queda grabada en el alma de más de uno.



Se continúa por más caminos de sube-baja, muy empedrados, aunque ahora más estrechos, entre vallados de piedra que desemboca en una de las entradas a Cañamero, camino cementado y cuesta arriba. Las instrucciones eran claras: ir agrupados y pasar por el pueblo en bloque. Pero la pendiente de dicha entrada pondría las fuerzas de cada uno en su lugar, por lo que llegó el grupo a un cruce con la carretera muy estirado. Km. 68, ya queda menos.

Estando allí se recibió una llamada de los acompañantes que partían en ese momento desde Villanueva en autobús. Faltaba la hija del Sr. Presidente. Otra llamada y estaba allí. Y es que ya se sabe de los hijos de los Presidentes: las hijas de Zapatero, el hijo de Kim Jong Il (Corea del Norte), el hijo de George H.W. Bush, etc, o son raros o la lían parda.

Continuamos cuesta abajo por carretera y más adelante por un desvío de tierra, pasando por la Ermita Ntra. Sra. de Belén (de origen medieval) patrona de los Cañameranos, que es el inicio del camino que nos llevará por la Sierra de Puertollano, con rápidos descensos, hasta la madre de todas las subidas de la ruta, una empinada cuesta de cemento y tierra de poco más de 1 km. pero con un 20% de desnivel, que cada uno subió como pudo, montado, a pie o caminando.

Al final de la subida nos esperaba Lobosolitario con su cámara de fotos inmortalizando el momento de sufrimiento. Pero no estaba sólo, con él, su mujer e hijo, con los que se había acercado para acompañarnos en el tramo final de la ruta. Comidita, bebidita, y seguir para hacer entrada en la población de destino.



Antes de reiniciar la marcha, el Sr. de los Anillos nos da unas claras instrucciones: “Ahora toca tramo de carretera, vamos todos juntos, un coche por delante y otro por detrás del grupo. Yo iré el primero del grupo, y quien me adelante LE CORTO LOS COJ… COJINETES”.

Bajando por carretera y desvío a izquierda. En este punto nos da alcance el autobús que traía a nuestros acompañantes. ‘Paradinha’ obligatoria para saludar en la distancia a mujeres, novias e hijos y continuación por el camino hacia el puente alto que precede a un pequeño aunque exigente repecho final que nos hace deshacernos de las últimas y pocas fuerzas que nos quedaban.

A las 13:30h. llegábamos finalmente a Guadalupe, contentos por lo conseguido. Hacemos reagrupamiento. Algunos como El Papa y La Bestia, haciendo sintonía con el día que se celebraba, se engalanaron con una ramita de olivo en el casco.

Así, en grupo, recorrimos nuestros últimos metros de la ruta haciendo la entrada triunfal en la Plaza del Monasterio Real de Santa María de Guadalupe , cual ejército romano, en nuestra Roma particular. Tal fue la triunfal entrada que Rafa ‘El Irrepetible’ triunfó por encima del resto, y es que a falta de 10 metros para entrar en la Plaza dio con sus huesos (y morros) en el suelo, y todo por inmortalizar el momento con una foto.



Pasado el momento, y una vez reunidos con nuestros acompañantes vinieron las fotos de grupo de rigor, tras lo cual nos dirigimos a las duchas habilitadas en un pabellón para quitarnos el polvo y sudor del camino, donde algunos casi olvidan hasta la ropa interior. Pues yo no se la voy a acercar.

Antes de irnos a comer jugamos un poco al Tetris con las bicis intentándolas meter todas en el maletero del autobús para la vuelta a casa, cosa que conseguimos, hay que decirlo.

Ya en la comida, tréboles y acompañantes comentamos los mejores momentos de la ruta mientras disfrutamos de una buena comida con la que reponer fuerzas y que nos satisfizo a todos. La comida terminó con un brindis por parte del Sr. Presidente (Sr. de los Anillos) y un abrazo (que no beso) entre éste y el Sr. Secretario (El Gurú), entre los vítores de todos los presentes.

Tras un café nos dirigimos al autobús para poner rumbo a casa. El trayecto dio tiempo para todo, unos se echaron una siestecita, otros tuvieron la risa floja todo el trayecto por efecto del zumo de cebada, y los más aventajados discutían de geografía e historia.

Dos fueron los temas más destacables durante el trayecto: el primero y cuya exposición corrió a cargo de Juan Imedio fue “las duchas y el peligro que se corre al caerse el bote del gel al suelo”; el segundo y cuya exposición corrió a cargo de La Bestia y El Gurú fue “si el cerro junto al puente viejo sobre el Guadiana y al lado de La Encomienda se llamaba “Aceuchal” ó “Aceuche”. Y la respuesta correcta según el SigPac es “Cerro del Acebuchal” (Lat.: 39°1'30.28"N - Long.: 5°46'56.26"W).

Para finalizar la jornada, tan sólo nos quedaba deshacer el Tetris formado por las bicis en el maletero y emparejarlas con sus correspondientes ruedas delanteras, en situaciones en las que algunos tenían en la mano 2 bicis y otros que tenían dos ruedas delanteras.

La semana que viene no hay ruta, pero tendremos una “carrerita”. Invitados estáis todos, o… ¿váis a decir que os cuesta levantaros temprano?

Por: Carlos (Induráin)

4 comentarios:

  1. Muy bien Indurain la redacción, todo muy bien explicado y sobre todo Sr. Gurú, el tema del Cerro Acehuchal je,jeje,je,je,je,j

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  2. Una gran jornada, sobre todo porque nuestras familias podrán entender mejor porque durante unas horas les abandonamos el domingo por la mañana, ahora conocen al resto de los tréboles.
    Me gustaría proponer como héroe de la jornada al señor Gurú, por conseguir terminar la ruta con una tija de sillín que estaba viva y no dejaba de juguetear bajo sus posaderas.
    Adjunto un link con algunas fotillos del evento:

    https://www.dropbox.com/gallery/43237616/1/Guadalupe%202012?h=a32cd4

    Saludos.

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  3. Indurain, muy buena tu crónica, a la rara de mi hija le ha gustado aparecer en el relato.

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  4. Buenísima crónica, Indurain: ocurrente, erudita, bien estructurada... y prolija de cojones (es broma). Se me ha venido a las mientes, de cuando chico en la escuela, el enrevesado problema de los trenes que parten desde distintas ciudades y a distinta velocidad, y me ha dado un pellizco de nostalgia.
    Enhorabuena por el éxito de la etapa "reina", pero deciros que los Perrigalgos os metimos, cuando la hicimos, la friolera de 25 kilómetros para el cuerpo, que no es moco de pavo. Un saludo Trebolillos.

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