29 de agosto de 2010

Ruta Magacela-La Coronada




Fecha: 29/Agosto/2.010
Distancia: 46 kms.
Crónica de la ruta
De nuevo los "tres mosqueteros" a las nueve y media nos encontramos en el lugar de siempre. El calor nos espera esta mañana. Iniciamos la ruta hacia Magacela, cogiendo el camino que sale a la izquierda justo antes del puente del ferrocarril en la carretera de circunvalación. El camino ahora es una autovía, lo que nos hace ser optimistas para este invierno. Cuando llevábamos unos kilómetros recorridos, sale un hombre de un coche donde por sus ventanillas traseras sobresalen las cabezas de dos perrillos. El hombre para y nos llama la atención para preguntar por el trazado de los nuevos caminos. Es un hombre en toda regla, que despide olor a hombre... y a algo más, lo cual hace que nos expliquemos que los perros asomaran sus cabezas.
Las rampas finales antes de llegar al cementerio, ya van minando la forma y las fuerzas de nosotros, sobre todo de las mías. Paramos a la altura del dolmen de Magacela para tomar unas fotos, así como de los restos del botellón de la noche anterior. La diversión no tiene nada que ver con ser un GUARRO.
Unos metros más allá nos espera el pilar que nos sirve para llenar los bidones de agua y refrescarnos. Tiramos hacia La Coronada por el camino acotado entre cercados de piedra, en algunos tramos con bastante arena, lo que me hace ser precavido y me distancia de mis compañeros, más enteros y con menos miedo.
Atravesamos la vía del tren, subimos a pie el puente romano, pequeñito, pero consistente y marchamos hacia La Coronada por terrenos exigentes, rampas largas y bajadas pronunciadas, sin sombra que nos cobije.
Atravesamos La Coronada y preguntamos por el camino que nos lleve a Villanueva. Un camino nuevo para nosotros, también con pendientes y bajadas. Como aún no hemos parado a comer algo un olivar nos alberga, y mientras bebemos nos acordamos de Peter Crouch y sus devaneos en la noche madrileña.
Seguimos por los caminos, atravesamos dos arroyos, sospechosos de sus aguas. José Carlos echa el pie a tierra para atravesarlo, le sigo yo, cuando en ese momento oimos un ruido entre el cañaveral. "¿Quién anda ahí?", pregunta Jose. Los cuartos traseros de una vaca nos desvelan el misterio. Coño una vaca, lo que provoca que Jose cruce el arroyo a la velocidad de la luz. Seguimos subiendo y bajando por los caminos polvorientos. Cuando vemos al resto de las vacas cercanos al camino y al pastor junto a ellas. "Oye, hemos visto una vaca solitaria junto al arroyo", le comentamos; ya, es que busca la soledad para parir, nos comenta el pastor. Así que salimos por fin a la pista del Canal a la altura del Quinto Coto.
A la altura de la torre de elevación, nos desviamos en la subida, bajo la sombra, tres jóvenes, están "pelando pajaritos", y es que el domingo por la mañana te encuentras a gente pa tó. De nuevo pista asfaltada hasta la carretera circunvalación, metiendo plato grande y caña al mono.
Como a esa hora ya el calor es el mismo que en el infierno, decidimos tirar por las calles de Villanueva, buscando algo de sombra hasta llegar al Beni. Y como la palabra dada hay que cumplirla, invito a mis compañeros a un par de cañas.... y es que de un momento a otro, se pasa del infierno a la gloria. Agur y hasta el próximo domingo, correliebres.

1 comentario:

  1. Crónica, cojonuda me he reido un montón con las aventuras de los "trebolilllos"... pero ¿y las fotos??? vais tan rápidos que no podeís parar a hacerlas??? ja ja ja. Saludos

    ResponderEliminar